lunes, 11 de mayo de 2015

Cómo se descubrió que J. K. Rowling es la autora de «The Cuckoo’s Calling» usando estilometría

Un software basado en la estilometría identificó a J. K. Rowling (autora de Harry Potter) como la escritora detrás del seudónimo Robert Galbraith que publicó la novela The Cuckoo's Calling.





La estilometría es el análisis de los componentes de un texto que permite identificar algunas características como el tipo de texto, el idioma o el autor. Ahora, un software permite una análisis mucho más extenso de las obras. Como resultado de ello, el anonimato puede quedar en entredicho.
J. K. Rowling es la autora de la serie de libros de Harry Potter. A ella debemos que muchos jóvenes del mundo se hayan iniciado en la lectura, un beneficio impagable. Por su parte, pasó de ser económicamente humilde a tener una fortuna valorada en 2008 en más de 500 millones de libras. Tras muchos éxitos con el joven mago, decidió escribir novelas para adultos. La primera novela se llamó Una vacante imprevista y tuvo una crítica desigual.
De modo que Rowling decidió recurrir al anonimato. El 30 de abril de 2013 publicó The Cuckoo's Calling bajo el seudónimo de Robert Galbraith, supuestamente un antiguo militar. Esto le permitió leer las críticas que se emitían sin que se supiera su autoría. Las opiniones sobre el libro fueron muy positivas.
Hubiese querido mantener este secreto por más tiempo, ya que ser Robert Galbraith ha sido una experiencia sumamente liberadora. Fue maravilloso haber publicado un libro sin la expectativa o el bombo publicitario, y solo por el puro placer de recibir comentarios bajo un nombre diferente.
De alguna manera se filtró que el libro (al parecer a través de Twitter) era obra de Rowling. El informático Patrick Juola había desarrollado un software que permitía un extenso análisis estilométrico. De modo que le encargaron el estudio. Ahora ha contado como lo hizo.
La estilometría estudia varios aspectos de un texto. ¿Cuales son las palabrasmás usadas? Desde luego algunas muy comunes como el artículo "el", pero otras más distintivas del autor. ¿Qué es más que grande? Muy grande, enorme, colosal, descomunal, gigantesco... Cuando escribimos tendemos a usar unas más que otras. Y la estilometría desvela nuestras inclinaciones. ¿Cúal es la longitud media de las palabras que usamos? ¿Tendemos a cambiar de orden las palabras? Y así un largo etcétera de medidas que descubren al autor.
En el caso de The Cuckoo's Calling la cosa era más sencilla ya que existía el chivatazo de que la obra era de Rowling. De modo que el software (llamado JGAAP [Java Graphical Authorship Attibution Program]) analizó varias obras de distintos autores y la conclusión fue inequívoca: Rowling era la autora. Además varios datos apuntaban a lo mismo: tanto Rowling como Galbraith tenían el mismo agente y editor. Galbraith, un militar, describía con perfección la ropa femenina. Y además la obra era demasiado buena para un neófito.
Finalmente ella admitió el 13 de julio de 2013 en el Sunday Times que era la autora de la novela. Hasta que se supo que ella era la autora, vendió mil quinientos ejemplares. Después la cifra ascendió súbitamente a los 7 millones.
Hay quién sigue pensando que la Inteligencia Artificial no da grandes resultados. La realidad es muy distinta. Los nuevos programas son capaces de múltiples cosas: escriben, crean música e incluso hablan. Sin pausa, a veces con gran ruido, a veces silenciosamente, la IA avanza firme.
En el caso de la estilometría existe un problema peliagudo. ¿Qué será del anonimato? Detrás de la autora de Harry Potter hay mucho dinero, pero también hay intereses políticos en encarcelar a autores de textos anónimos. Afortunadamente también hay una anti-estilometría, software que ayuda a eliminar los rasgos distintivos de un texto. Una batalla recién comenzada.

lunes, 4 de mayo de 2015

¿Para qué sirve la belleza?

La selección sexual continúa siendo un enigma a pesar del tiempo transcurrido desde la publicación del Origen de las especies de Darwin. Por qué preferimos la belleza y qué es la belleza son interrogantes sin resolver. Más aún en la especie humana en la que la cultura tiene una enorme influencia.



Un individuo tiene un rasgo sobresaliente que le permite mejor sobrevivir. Digamos por ejemplo un macho humano inteligente. Las hembras humanas detectan el rasgo y se aparean con él. El macho tendrá más descendencia que otros machos humanos menos inteligentes. A su vez, su descendencia será más inteligente por lo que los rasgos del macho original tenderán a perpetuarse.
Parece sencillo. Es la base de la selección natural de la que habló Darwin en el Origen de las especies. Aunque en tiempos de Darwin no siquiera existía el conocimiento de los genes.
Esto explica a grandes rasgos la evolución. Pero existían preguntas sin resolver. El propio Darwin se preguntaba por rasgos aparentemente inútiles como la cola del pavo real. Y en términos más genéricos la belleza. ¿Para qué sirve la belleza?
Lo cierto es que muchas especies tienen dimorfismo sexual: los dos sexos tienen una apariencia diferente siendo en general más grande y vistoso el macho. Los caracteres sexuales secundarios, los que distinguen ambos sexos pueden verse exagerados en muchas especies. Y la explicación no es clara.
Además de la inteligencia en los hombres hay algunos rasgos evidentes. Se supone que algunas partes de la belleza indican la posesión de buenos genes. Por ejemplo la simetría y la proporción. Machos simétricos y proporcionados son a la vez bellos y sanos. También la fuerza física. Estos rasgos son adaptativos en sí mismos.
Otra explicación, postulada por Fisher, es la de la retroalimentación. Un rasgo es positivo para una especie, por ejemplo la cola larga en ciertas aves. El rasgo es preferido por las hembras que seleccionan a los machos con cola más larga. El proceso se retroalimenta hasta que la cola comienza a ser exagerada, pero la preferencia se mantiene. Esto siempre que no suponga un problema de supervivencia para la especie.
El último modelo es el del handicap. El organismo es tan bueno genéticamente que se puede permitir el lujo de gastar energías en rasgos inútiles como una cola larga, un vistoso plumaje o un bello canto.
En todo caso, Darwin lo tenía claro:
La belleza es el resultado de una selección sexual.
Hoy nadie pensaría que la cornamenta de un ciervo es hermosa para agradar al hombre, pero en tiempos de Darwin eran necesario dejarlo claro:
Por otra parte, admito muy gustoso que un gran número de animales machos, lo mismo que todas nuestras aves más vistosas, muchos peces, reptiles y mamíferos y una multitud de mariposas de colores espléndidos, se han vuelto hermosos por el deseo de hermosura, pero esto se ha efectuado por selección sexual, es decir, porque los machos más hermosos han sido continuamente preferidos por las hembras, y no para deleite del hombre. Lo mismo ocurre con el canto de las aves.
Si esto ocurre en los animales, ¿qué pasa con los hombres? La respuesta, cómo no, es mucho más compleja. En nuestro caso interviene la mente, la psicología y hasta el cine y la televisión.
Los mecanismos descritos arriba son los mismos para el caso de los humanos. Pero en el pasado, había cánones estéticos distintos para las distintas razas. Sin embargo, las preferencias son manipuladas por los medios de comunicación. Así, desde que Marilyn Monroe arrebató los corazones de muchos hombres, la belleza en la mujer se ha hecho mucho más uniforme. O como diría la película musical de 1953 en la que Marilyn era protagonista: Los caballeros las prefieren rubias.
Tendrá razón o no Darwin y el resto de teorías, pero el enigma permanece. La belleza puede parecer inútil, pero determina la vida y la sociedad.