Hoy 27 de septiembre se ha puesto a la venta mi libro. Se titula:
Después de varios años publicando en este blog y en otros, decidí escribir a un libro cuyo título, Cerebro y ordenador, deja bien a las claras la intención del mismo.
Ha sido publicado en formato digital por Ediciones Tagus de la Casa del Libro perteneciente al grupo Planeta.
A continuación tienes el capítulo introductorio. En el blog Cerebro y ordenador comentaré noticias sobre el libro.
Es todo un orgullo haber recorrido este camino y ponerlo a tu disposición. Te animo a leerlo y a que disfrutes con su lectura.
El cerebro es un órgano fascinante. Encerrado en un volumen de un litro y medio se encuentra una de las realidades más complejas que conocemos. Ochenta y cinco mil millones de células nerviosas llamadas neuronas, conectadas entre sí por 450 billones de uniones conocidas como «sinapsis» son la base de la que emerge un rico conjunto de funciones mentales que denominamos con el término «conducta». Los números del cerebro son mareantes y retan a los más complejos ordenadores. No menos desafiantes son las funciones mentales, una de las cuales, la conciencia , ha centrado el debate filosófico durante siglos. A día de hoy, no sabemos siquiera cómo plantear su explicación ni su existencia.
Es un lugar común decir que no sabemos nada del cerebro. No es cierto. Conocemos mucho, y el último siglo ha sido muy fructífero. Tenemos una idea clara de su elemento constitutivo, la neurona. Sabemos mucho de las moléculas y la bioquímica que soportan los fenómenos nerviosos. El auge de la genética nos ha permitido comenzar a comprender cómo se forman y trabajan dichas moléculas y cómo intervienen en la conducta. La genética también ha dado paso a la ingeniería genética que, con técnicas semejantes a cortar y pegar, ha permitido experimentos muy controlados que han hecho que avance la neurociencia.
Conocemos mucho del cerebro y sin duda ignoramos también mucho. En los campos citados del funcionamiento de la neurona y las bases moleculares y genéticas queda mucho por hacer; y en un tema poco abordado hasta el momento: la conectividad. El cerebro es una gigantesca red. Cada neurona, cada sinapsis cuenta. Hasta la fecha teníamos una mínima idea de la anatomía del cerebro; qué áreas existen y para qué sirven. Esto es claramente insuficiente. El mapa completo de las conexiones, la descripción exacta de los circuitos, es imprescindible para conocer el cerebro. Llamamos a este mapa de conexiones «conectoma» y nuevas herramientas nos están ayudando a descubrirlo.
Los ordenadores tienen apenas medio siglo. En este tiempo han evolucionado de forma sorprendente y están cambiando nuestra vida. De gigantescos aparatos destinados a la contabilidad empresarial hemos pasado a pequeños teléfonos inteligentes conectados con superordenadores que nos traen la información actualizada del mundo a la punta de nuestros dedos. Los ordenadores son herramientas básicas para la experimentación y el manejo de los datos que proporciona el estudio del cerebro. Imitan la actividad humana y mejoran nuestro rendimiento en un número creciente de tareas. Son procesadores de información y, como tales, se asemejan al cerebro y permiten una fructífera comparación entre ambos. En último extremo, la simulación completa del cerebro en un ordenador es el propósito de varios esfuerzos científicos.
El objetivo de este libro es exponer el estado de la neurociencia y el desarrollo de los ordenadores y realizar una comparación entre ambos. No es, sin embargo, mi intención una presentación detallada de ambas áreas. Existen voluminosos manuales de neurociencia y exhaustivas guías sobre ordenadores y tecnología. De la rica variedad de funciones cerebrales he escogido solo algunas que me parecen propicias para ser comparadas con los ordenadores.
Algún capítulo puede resultar complejo, especialmente en la sección de neurociencia. Si así te lo parece, te animo a seguir. Tras un capítulo complicado suele seguir uno sencillo. Los capítulos pueden ser leídos también individualmente. Para permitir una lectura más ágil, he situado en el apéndice final algunas explicaciones más técnicas para quien desee profundizar en la materia.
Considero el libro como una opinión fundada. En todo momento, a veces de forma explícita y otras no, expreso mis opiniones, siempre basadas en datos.
El libro tiene cinco secciones. La primera versa sobre neurociencia y en ella se explican los principios generales del funcionamiento del cerebro, así como algunas funciones en particular. La segunda sección trata sobre el procesamiento de la información. Explica cómo funcionan los ordenadores y entra en el asunto en cuestión: el cerebro como procesador de información y su comparación con los ordenadores, la inteligencia artificial y la simulación del cerebro. En la tercera sección se enumera el conjunto de tareas en las que los ordenadores están superando el test de Turing, es decir, mejorando el rendimiento humano. La sección cuarta es una relación de las prometedoras técnicas de «interfaz cerebro-máquina» (BCI por las siglas en inglés de brain computer interface). Estas técnicas están ayudando a muchas personas con amputaciones y déficits cognitivos. La última sección aborda otros aspectos como la economía, el empleo, los tribunales o el libre albedrío.
Este libro es a la vez actual y obsoleto. Está anticuado ahora que lo lees, lo estaba cuando llegó a tus manos e incluso cuando lo escribí. La velocidad de actualización de determinadas áreas es semanal. Si bien no existen descubrimientos neurocientíficos que cambien el panorama radicalmente, en el mundo de los ordenadores las noticias son constantes. En otros aspectos como los filosóficos, los problemas existen desde hace siglos. He procurado dar una idea lo más perdurable posible, pero es inevitable que algún aspecto haya envejecido prematuramente.
Además de proporcionar información, he procurado plantear algunas preguntas fascinantes. Unas llevan siglos rondando: ¿cuál es la naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo? Otras son modernas e igualmente apasionantes: ¿pueden pensar los ordenadores? No tenemos respuestas definitivas, pero es legítimo hacerse las preguntas y he intentado dar mis respuestas con el deseo de ayudarte a buscar las tuyas.