lunes, 23 de enero de 2017

2017, el mejor año de la historia

El mundo mejora en casi todos los aspectos, en casi todos los lugares. En la práctica nada impedirá que 2017 sea el mejor año de la humanidad




Escuchando las noticias nada parece indicar que el mundo mejore; el catálogo de desgracias y amenazas que se ciernen sobre la humanidad se muestra aterrador. Sin embargo, los medios no son el mejor lugar desde el que observar la evolución del mundo. Las buenas noticias no interesan, es aburrido hablar de la vida de la mayoría de los ciudadanos que come, sale a la calle, habla con sus semejantes, no sufre violencia y lleva una vida razonablemente apacible. Las historias de la literatura o el cine apasionan porque el héroe sufre, duda y está a punto de ser derrotado. El gran protagonista de la ficción es el mal.

Para juzgar la evolución del mundo de una forma objetiva hay que alejarse de los sentimientos y acudir a los datos, y estos son demoledores: todo muestra que el mundo mejora. En lo personal puede irnos mejor o peor y en última instancia todos acabaremos mal. Nada ha conseguido que la mortalidad humana varíe un ápice: sigue siendo el 100%. Pero esto es conocido y por tanto no es noticia. En palabras de Obama, este es el mejor momento de la historia para nacer.

En 2000, Naciones Unidas estableció los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio, un ambicioso programa que duró hasta 2015. Según Ban Ki-Moon, la movilización mundial tras los ODM ha generado el movimiento contra la pobreza más exitoso de la historia. La pobreza extrema ha pasado del 47 % en 1990 al 14 % en 2015.

Los datos sobre la evolución de la salud mundial son igualmente positivos. En plena guerra fría, el esfuerzo conjunto de EE.UU. y la URSS. consiguió la erradicación de la viruela. Otras pestes que asolaban el planeta llevan el mismo camino. En 2014, la OMS declaró erradicada la polio en India. En 2014, en Nigeria hubo seis casos. África y el mundo están a punto de acabar con la terrible enfermedad. Incluso la malaria está siendo severamente reducida en un 40% desde 2000.
La mortalidad infantil decrece, la esperanza de vida al nacer aumenta y lo mismo ocurre con las calorías por habitante (vinculadas con el hambre). Si el lector tiene más de 40 años considere que de haber nacido hace dos siglos habría fallecido antes de esa edad.

No sólo vivimos más y mejor. Estamos mejor educados. El incremento de alfabetización en el mundo deja la asombrosa cifra del 95 % de hombres y mujeres mayores de 15 años que saben leer y escribir.
Como consecuencia, el índice de desarrollo humano se ha elevado considerablemente. El HDI incluye esperanza de vida al nacer, educación e ingresos en PIB.

Si bien es difícil medir la situación de la mujer, algunas variables ayudan a comprender el avance en la igualdad de género, como el nivel educativo de las mujeres, la edad de casamiento o la edad en la que tienen el primer hijo. En todas estas variables los datos mejoran.

Estas mejoras no son cosas del mundo desarrollado, es justamente en los países en desarrollo como los asiáticos y africanos donde los avances son más sustanciales.

Las dictaduras eran lo común hace décadas (y desde luego siglos), pero eso ha cambiado y la democracia avanza en todas las regiones del planeta. Y la violencia es menor que nunca, sea entre personas, en guerras civiles o en conflictos entre países. La guerra es cosa del pasado. Hace Steven Pinker (autor de Los mejores ángeles de nuestra naturaleza) una reflexión muy llamativa: cuando escuchamos una historia de violencia, tendemos a pensar en lo bajo que puede caer el ser humano. En su lugar podríamos pensar en lo alto que hemos puesto nuestro umbral: multitud de comportamientos aceptables en el pasado hoy son del todo intolerables.

Incluso la superpoblación está dejando de ser un problema. Bangladesh tiene una tasa de fertilidad (número de hijos por mujer) de 2,5 que es justamente la tasa mundial, muy cerca de la estabilidad poblacional. La población máxima se alcanzará en 2100 con 11.000 millones, menos que el doble de 2000.

Casi el único problema en que empeoramos es la salud del planeta. El cambio climático y el deterioro de la Tierra siguen avanzando. Ha mejorado, eso sí, la conciencia global, pero no es suficiente, los
malos hábitos persisten.

No somos complacientes. Tenemos multitud de problemas y trabajo que hacer: el mundo no es y no será perfecto. Y siempre encontraremos áreas de mejora y problemas que antes no eran considerados como tales: la violencia o la desigualdad de la mujer antes eran lo normal y hoy son inaceptables.
Tan improbable como que un meteorito asole la Tierra es que estas tendencias globales cambien. Habrá retrocesos, pero los avances contra la pobreza, la violencia, en pro de la educación, la libertad, la democracia y el bienestar común hacen predecir que 2017 será el mejor año de la historia de la humanidad.

Artículo publicado en bez

lunes, 16 de enero de 2017

¿Es la Inteligencia Artificial lista o tonta?

La Inteligencia Artificial ¿Es una amenaza? ¿Contra qué o contra quién? ¿Contra el empleo o contra el mundo?

Tenemos una idea amenazadora sobre la Inteligencia Artificial IA derivada de las películas de ciencia ficción que consiste en un ser muy evolucionado que dominará el planeta. Pero también tenemos la contraria, la que viene de hablar a Siri o sus hermanos y, viendo lo lejos que están de comprendernos, concluir que solo son máquinas estúpidas. La realidad se sitúa en el punto medio: no está cercano el momento en el que la IA sea autónoma y todopoderosa, pero cada vez hace más cosas mejor que nosotros los humanos.



Empecemos por clarificar lo que hay detrás de la poderosa IA de películas como Terminator. Técnicamente hablamos de IAG, Inteligencia Artificial General, es decir, que sirve para un propósito general, que puede resolver cualquier problema. Nosotros los humanos somos una Inteligencia General que aborda cualquier cuestión, desde tomar un fruto de un árbol a escribir una carta. En buena medida los animales también lo son aunque su ámbito de resolución de problemas sea menor así como más limitadas sus respuestas.

Al temor generado por esa IAG planteada por las películas se ha unido la opinión de importantes científicos y pensadores, fans o denigradores de la IAG que son los transhumanistas y futuristas. Quizá el más conocido sea el fundador de la Singularity University, Ray Kurzweil autor de La Singularidad está cerca.

La tesis de la singularidad es sencilla. Según la ley de Moore, el crecimiento de la potencia de los ordenadores es exponencial. En algún momento (¿2045?) serán más inteligentes que los humanos. No podemos predecir lo que ocurrirá a partir de entonces, por lo que llamamos a ese momento la singularidad (término tomado de la física en casos como el big bang).

Otros como Nick Bostrom, autor de  Superintelligence se lo han tomado muy en serio y plantean comenzar con el control de la IAG antes de que sea tarde. Una IAG no tiene que ser mala para ser dañina como es el caso del maximizador de clips. Es una máquina cuyo objetivo poco amenazador es fabricar clips de papelería. Los diseñadores imbuyen toda la inteligencia que pueden en la máquina hasta hacerla muy inteligente. La máquina sigue su objetivo ciego de fabricar clips para lo que crea otras máquinas que fabrican clips hasta convertir el planeta en una fábrica de clips. O una máquina que para acabar con la enfermedad acabe con los humanos. O la fábula de los gorriones y el búho. Los gorriones están cansados y deciden buscar un búho para que trabaje por ellos. Uno más sabio dice: “¿no sería mejor saber cómo se domestica un búho?”. “No”, responden, “bastante difícil es encontrar un huevo, vayamos a ello”. Y así parten todos a buscar el huevo antes de solucionar el problema del control.

El número de ejemplos, situaciones paradójicas y películas sugerentes es inacabable. Pero seamos serios, ¿va eso a ocurrir pronto?

Una opinión muy autorizada es la de Andrew Ng, ingeniero de Google y  jefe científico de Baidu (el buscador chino). Según Ng, preocuparse del lado oscuro de la IA es como preocuparse de la sobrepoblación en Marte. “El principal problema que la tecnología ha supuesto durante siglos es su amenaza contra el empleo. Por ejemplo, hay tres millones y medio de camioneros en Estados Unidos. Creo que necesitamos que los líderes gubernamentales y empresariales hablen sobre esto y pienso que el énfasis en los malvados robots asesinos es una distracción innecesaria”.

Porque la IA es más bien una inteligencia concreta, limitada, pero que está demostrando ser muy eficaz en múltiples tareas. La IA es un conjunto de programas que poco a poco van automatizando funciones antes solo aptas para los humanos. Una vez que una tarea la realiza una máquina ya no la llamamos IA. Por ejemplo el ajedrez, o el reconocimiento de voz o el de imágenes. ¿Es el GPS del móvil IA? Hace unos años era una tarea imposible para una máquina, pero ahora ya no la consideramos IA.

Entre los ámbitos en los que la IA está evolucionando más cabe destacar el lenguaje humano. Pasar de voz a texto era en extremo complejo, pero ahora es rutina para muchas personas que dictan a su móvil. La nueva generación de traductores automáticos (basados en las redescubiertas redes neuronales presentes en muchas IA actuales) alcanzará pronto la eficiencia de los expertos humanos. Los nuevos chatbots responderán masivamente a nuestras peticiones en lenguaje humano.

El jefe no va a llegar un día a presentarte a Robby, el robot que te va a sustituir. Por el contrario, un enjambre de pequeñas IA habrán ido desempeñando poco a poco tus tareas hasta que seas prescindible. Esa es la amenaza. Y si piensas que se trata de neoludismo antitecnológico escucha lo que, sutil o abiertamente, dicen Barak Obama, Bill Gates, Larry Page, Elon Musk y otros líderes tecnológicos.

Publicado en Bez