lunes, 21 de abril de 2014

La agresión, motor de la evolución humana y el canibalismo, práctica común

La evolución humana ha sido posible por múltiples causas que incluyen el lenguaje y la cultura. Pero la agresión y el conflicto ayudan a explicar el rápido desarrollo de nuestras capacidades. Paralelamente, los casos de documentado canibalismo aumentan.


Los restos humanos encontrados en la cueva de Gough en Inglaterra son muy elocuentes. Hace 14.000 años (ayer como quien dice) los humanos se comían a sus congéneres en unas sofisticadas prácticas. Anteriormente se habían encontrado huesos humanos entre huesos animales que indicaban que ambos eran plato común en la dieta de otros humanos. En Inglaterra, los signos son más evidentes. Los comensales usaban piedras para filetear la carne de sus víctimas y machacaban los huesos para obtener el tuétano de su interior. Pero más revelador aún, los huesos contenían marcas de dientes lo que no ofrece duda sobre el final de los muertos.
Sin embargo, los cráneos estaban en buen estado con evidencia de haber sido vaciados de su contenido. Todo indica que el destino de los cráneos era fabricar copas para beber. De este modo el canibalismo no solo era una práctica alimentaria sino sobre todo ritual. Un rito y unas creencias que desconocemos.
Otra publicación reciente habla de la práctica de comernos a nuestros congéneres. Esta vez es en el rico yacimiento de Atapuerca. El Homo antecessor, que habitó en la Gran Dolina, Burgos, España, vivió hace mucho más tiempo, 800.000 años y se cree que pudo ser precursor de los neandertales.
Entre los restos encontrados hay huesos de 11 individuos de corta edad mezclados con huesos de otros animales. Los investigadores comparan el canibalismo de Homo antecessor con la conducta actual de los chimpancés que en determinadas ocasiones se comen a sus congéneres.
Utilizamos una analogía con la conducta de estas primates para proponer que los homínidos de TD6 llevaban a cabo ataques de bajo riesgo sobre miembros de otros grupos para defender el acceso a los recursos dentro de los propios territorios y tratar de ampliar estos espacios en detrimento de los grupos vecinos
Pero en aquellos tiempos despreciar el cuerpo de un tierno humano era una mala idea. Mejor comérselo. De modo que por guerra, ritual o hambre, comernos a nuestros semejantes ha sido práctica común en nuestra corta historia.
Lo de corta tiene sentido porque es imposible encontrar una evolución más rápida que la humana. Nos separamos de la línea evolutiva de los chimpancés hace 5 millones de años. Lucy, el famoso fósil de Etiopía vivió hace 3 millones de años. La diferencia básica y por la que se la considera precursora del hombre es que andaba sobre dos piernas, pero su cerebro era equivalente a los chimpancés, medio litro. Desde entonces el cerebro se ha multiplicado por tres hasta alcanzar el volumen actual de 1,5 litros.
Muchos elementos han contribuido a la evolución humana. Bajar de los árboles, llevar una vida en grupo, el pulgar oponible, la bipedestación, el lenguaje y la cultura. Pero la agresión parece ocupar un papel esencial. No en vano todos nuestros antecesores han desaparecido.
En épocas de bonanza la población se extendía. Cuando llegaban los malos tiempos, las poblaciones se fragmentaban quedando reducidas a pequeños grupos. Estos grupos evolucionaban genéticamente por separado. Cuando llegaban de nuevo los buenos tiempos, las poblaciones, antes separadas, volvían a juntarse. Y al ocupar espacios próximos, se peleaban y hacían desaparecer a los que en ese periodo habían evolucionado menos. Así durante tres millones de años acelerando la evolución.
La cultura ha sido un motor fundamental en nuestra evolución, pero posiblemente también la agresión y el conflicto. Y si estás hambriento, ¿quién puede rechazar un manjar bien servido aunque se trate de un primo tuyo?

3 comentarios:

  1. No puedo evitar mostrar mi desacuerdo, el canibalismo, como das a entender no debía ser una práctica habitual, sino más bien una cuestión de necesidad, pero no se trataría de muertes premeditadas.

    Con lo que no estoy nada de acuerdo es con esa visión según la cual la agresión habría sido un motor de la evolución. Lo que propones es obviamente que la violencia operaría de "catalizador" de la evolución al acelerar el proceso de selección de los genotipos. Yo no pienso que sea así, en todo caso se potenciará la reproducción de individuos beligerantes, con buenas características para afrontar situaciones de agresión. Pero evolutivamente hablando, el efecto de esta "selección", es más bien el contrario, ya que uno de los factores decisivos para que se produzca la evolución es la diversidad genéica. El aumento de presión selectiva que supone una cultura de la agresión a lo que conduce es a la transmisión de aquellos genes que se expresan en fenotipos agresivos y beligerantes, es decir, la agresión como tendencia produce un reducción drástica de la diversidad genética de la especie humana, cerrando la puerta a la mayor parte de caracterñisticas que podrñian suponer realmente un hito evolutivo (sobre esto hay un artículo de simulación, "entropy driven exploration-explotation", que explica bastate bien como la diversidad genética está inversamente correlacionada con la presión selectiva, aunque es algo fácil de comprender en mi opinión).

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  2. estos grupos evolucionaban genéticamente por separado. Cuando llegaban de nuevo los buenos tiempos, las poblaciones, antes separadas, volvían a juntarse. Y al ocupar espacios próximos, se peleaban y hacían desaparecer a los que en ese periodo habían evolucionado menos

    Bueno, ya he visto que no has contestado nada, pero quería ampliar un poco más. En este párrafo das a entender que hay especies más y menos evolucionadas (hasta aquí nada que objetar, o sí?), pero además dice que es la especie "más evolucionada" la que vencería en un conflicto. Sobre que haya especies má o menos evolucionadas, supongo que es algo que sí es innegable (aunque como se suele decir, los animales de hoy en día no son genéticamente idéntios a sus antecesore). ASumiendo que hay especies más evolucionadas, es decir, que desde una supuesta configuración genética inicial han experimentado más modificaciones, o más en concreto, más cambios en la frecuencias génicas de la población de la que proceden. Supongo que el Homo Sapiens se puede considerar como más evolucionado (sino a qué lo de la evolución). Pero no estoy seguro de que la evolución actue de un modo tan unívoco ni tan generalista.

    Por otro lado, para cambiar la frecuencia en la distribución de los alelos en la población (para que haya evolución) no es necesario "eliminar" los "menos evolucionados" (esto va entre comillas porque aquí sí que se trata de gnéticas igual de evolucionadas, y que una sea capaz de "eliminar" a la otra no quiere decir que esté más evolucionada). Mientras no todos seamos iguales en todo (cosa difícil desde que somos vida y huímos de la entropía, y al mismo tiempo la creamos a nuestro alrededor, en continuo equilibrio inestable sin el que no podríamos existir) y no se lleve a la perfección una política de reprodución, conservación y transmisión de los genes de todos los individuos y especies en las mismas proporciones, seguirá habiendo evolucion.

    Desde su hormiguero nos "miran atentas" las hormigas en su continuo actuar y se preguntan quién está mas evolucionado. La enorme cucaracha les dijo que no, acariciando el cascote de una bomba atómica mientras se daba un baño radioactivo sonreía afirmando que ellas vencerán.

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  3. De hecho, aunque se lleve a cabo esa política, las mutaciones producirían modificaciones en el genotipo "universal". Pero bueno, siempre podemos volver a Galton y a las leyes eugenésicas para acelerar el proceso evolutivo (o para degenerarlo...). El capitalismo es una buena muestra de ello (del darwinismo social elevado a categoría de numinoso, digo).

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