Nada tan estúpido como vencer; el verdadero triunfo está en convencer. (Victor Hugo)
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lunes, 31 de marzo de 2014
No estés tan seguro
Desconfío de las personas excesivamente seguras. De las que lo saben todo. De las que no dudan. De las que siempre tienen una opinión formada. De las que pretenden abrumar con sus comentarios. No es solo mi caso, la mayoría respondemos igual.
No es posible saberlo todo sobre un tema. Puedes ser una autoridad pero siempre tendrás lagunas. Mostrar tu desconocimiento no es malo. Por el contrario, enseñar tu lado vulnerable hace que los demás se relajen y confíen en ti. Si muestras tu ignorancia sobre algo, tu verdadero conocimiento adquiere más valor. "Será cierto lo que dice ya que admite lo que no sabe" suelen pensar los demás. En añadidura las opiniones tajantes promueven el rechazo.
Años de trato con clientes me han convencido de que no hay nada peor que ocultar lo que ignoras, tratar de mostrar que lo sabes todo o dar una respuesta no fundada sobre cualquier tema. Desde luego, cuanto más sepas mejor, pero nadie está en la obligación de saberlo todo. Además es muy fácil pillarte en una mentira, antes se pilla a un mentiroso que a un cojo, cuenta el refrán. Siempre es mejor decir: no lo se, lo estudio y te respondo.
El que lo sabe todo no tiene nada que aprender. Esta es la peor actitud en la vida. Siempre hay algo que aprender de los otros. Y es bueno hacerles saber que les escuchas, que tienen algo que decir y enseñarte, aunque tú seas la autoridad en la materia. Si tenemos dos oídos y una boca es porque tenemos que escuchar dos veces antes que hablar, dice un proverbio árabe.
Desde luego no puedes dudar de todo. Dos y dos son cuatro. Debes de tener certezas sobre las que construir tu parlamento y no puedes discutir cosas obvias. Pero se humilde, ayuda.
Algo semejante apunta Baba Shiv, profesor de Stanford Business School. Da un discurso rotundo y tendrás muchas personas en tu contra. Deja por el contrario que existan aspectos sin pulir para que los demás quieran intervenir y se apropien de la idea, la hagan suya.
No les venzas, convéncelos. Atráelos hacia ti, haz que tu discurso cale hondo.
domingo, 15 de mayo de 2011
El cerebro tiene una capacidad de memoria de 500 petabytes y de procesamiento de 1 exaflops
¿Cómo se puede llegar a las sorprendentes cifras de que la memoria del cerebro es de 500 petabytes y la capacidad de proceso de 1 exaflops? Especulando y realizando múltiples supuestos. El resultado es una estimación que puede estar errada en varios órdenes de magnitud. Expongo el razonamiento para que cada cual saque sus conclusiones.
Grandes números.
La primera estimación es la del número de neuronas en el cerebro. El dato más repetido en la red es 100.000.000.000 (10^11). Considero equivalente cerebro y encéfalo (brain en inglés) y que incluye todas las estructuras dentro del cráneo como el cerebelo y el córtex (que solo representa 1/5 parte del cerebro)
El número de sinapsis es también una estimación. Una neurona puede tener hasta 100.000 sinapsis. La cifra media está entre 5.000 y 10.000. Considero para el cálculo 5.000 sinapsis por neurona.
El número total de sinapsis, por tanto, es de 500.000.000.000.000 (10^14*5).
100.000.000.000 neuronas
500.000.000.000.000 sinapsis
Neuronas Integrate&Fire y neuronas biológicamente realistas.
Las simulaciones utilizan dos tipos de neuronas. La mayoría de ellas usan un modelo Integrate&Fire. Se trata de una neurona sin representación espacial que integra la entrada que proviene de otras neuronas y decide dispararse o no. Es un modelo válido para múltiples casos y el más utilizado. De otro lado están las neuronas biológicamente realistas. Estas usan una representación tridemensional y computan lo que ocurre en cada segmento de la neurona: dendritas, cuerpo y axón. Sus necesidades computacionales son 10.000 veces superiores que las Integrate&Fire.
Estimaciones
El proyecto Blue Brain usa neuronas realistas. Henry Markham estima que la memoria necesaria para simular el cerebro es 500 petabytes y la capacidad de cómputo es de 1 exaflops. Como se verá, esta es la estimación que considero más realista.
Dharmendra S. Modha ha realizado una simulación con neuronas Integrate&Fire de la que se pueden extrapolar datos. Uno de ellos es que necesita 16 bytes por sinapsis para que la simulación sea operativa. Modha habla solo del córtex y de 10.000 sinapsis por neurona. Su predicción es que se necesitan 4 petabytes (4.000.000.000.000.000) de memoria y 1 exaflops (1.000.000.000.000.000.000) de capacidad de proceso. Corregido el dato de memoria, mi primera aproximación es de 8 petabytes:
Se trata de neuronas Integrate&Fire, es decir, de neuronas simplificadas. ¿Podemos simular la expresión de los genes o la proximidad a otras neuronas? No podemos. Dado que las necesidades computacionales son 10.000 mayores en las biológicamente realistas, el cálculo arroja la cifra de: Memoria = 80 exabytes (80.000.000.000.000.000.000). Muy lejos de la estimación de Modha y también de la de Markham (aunque solo 160 veces más). Dado que este último ya usa neuronas realistas, considero válida su cifra de:
Memoria = 500 petabytes (500.000.000.000.000.000)
Es de resaltar que Watson solo usa 500 gigabytes para responder en Jeopardy. 500 gigabytes son 200 millones de páginas de texto (40x60=2.400 caracteres por página). Es decir, la información textual representa una parte mínima del almacenamiento total del cerebro. En la página de información de Watson se sugiere que la capacidad del cerebro está entre 1 y 1000 terabytes, una enorme variabilidad pero aún a mucha distancia de la cifra a la que yo llego.
Siguiendo con la especulación, toca el turno a la capacidad de proceso. El proyecto Blue Brain usa neuronas realistas. En concreto, usa 22 Teraflops (22.000.000.000.000 flops) para computar 10.000 neuronas. Consiguientemente, la capacidad de computación necesaria para el total del cerebro es de: Procesamiento = 220 exaflops (220.000.000.000.000.000.000 flops). Esta cifra de nuevo es mayor que las de Modha y Markham (solo 220 veces) que esta vez coinciden (aunque de forma sorprendente ya que usan dos modelos distintos de neuronas; la explicación mejor es que sus datos, como todo lo que llevas leído es pura especulación). Doy por buena la cifra de ambos:
Procesamiento = 1 exaflops (1.000.000.000.000.000.000 flops)
Las cifras que ofrecen los seguidores de la singularidad de Ray Kurzweil, 10 petaflops, están de nuevo muy lejos de las mías, lo que viene a confirmar que esto es solo un ejercicio y que ante tanta variabilidad, cada cual puede escoger su cifra.
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Prefijos del sistema internacional de unidades |
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Singularidad |
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Modha |
domingo, 24 de abril de 2011
El cerebro como simulador (Brain as a simulator)
¿Es posible simular el cerebro? Se trata de una pregunta fundamental que, con el avance de la neurociencia y de la computación, nos formulamos en la actualidad. La consideración inversa, la del cerebro como un simulador puede orientar la respuesta.
Varias objeciones se argumentan para concluir que el cerebro no puede simularse. Una es un tema de tamaño y conocimiento. Necesitamos ordenadores mucho más grandes de los que tenemos para simular el cerebro. Es un asunto de tiempo. Necesitamos un conocimiento muy superior del cerebro y su funcionamiento. Es también un asunto de tiempo. De los dos problemas, el tamaño del ordenador y el conocimiento del cerebro, estamos hoy mucho más lejos de resolver el segundo (el funcionamiento del cerebro) que el primero (el tamaño del ordenador).
Mientras esto ocurre, podemos plantearnos filosóficamente si es posible la simulación.
El resultado de una simulación no es la cosa en sí, es solo una simulación. Si simulo en un ordenador la reacción física de la formación del agua a través de sus componentes, hidrógeno y oxígeno, no obtengo agua, de la misma forma que al principio no tenía hidrógeno ni oxígeno. Si simulo una piedra no obtengo una piedra. Si simulo un pájaro, no obtengo un pájaro. Si simulo un cerebro no obtengo un cerebro.
Pero ¿alguien quiere obtener un cerebro con sus neuronas y sus vasos sanguíneos, con su peso y su volumen? Evidentemente no. Lo que queremos es obtener el comportamiento del cerebro. Simular su comportamiento. Eso sí, con todas sus características, estados mentales y conciencia incluidas ya que de otra forma no estaríamos simulando un cerebro. Queremos también que interaccione con el mundo, algo que ya hemos conseguido en pequeña escala. En efecto, mediante los interfaces cerebro máquina BCI, podemos conectar una cámara tanto a un nervio óptico como a un ordenador y también podemos conectar un brazo robótico tanto a un nervio motor como a un ordenador. El interfaz es posible.
Quizá nos ayude pensar sobre qué hace un cerebro.
Por un lado realiza actos reflejos (en realidad son otras partes del sistema nervioso como la médula espinal). Tan solo 4 neuronas intervienen en el reflejo de extensión de la pierna. Interconectar dichas neuronas con elementos electromecánicos puede suponer un problema técnico pero no parece que tenga una trascendencia filosófica.
¿Qué otra cosa hace el cerebro? Simular. El cerebro es un simulador. De acuerdo con la filosofía clásica y con la evidencia científica, las ideas son representaciones del mundo exterior. Son simulaciones. Y las operaciones mentales como juzgar o planificar son simulaciones del comportamiento del mundo tanto exterior como de nuestro comportamiento. Simulamos la trayectoria del coche que nos puede atropellar y reaccionamos. El cerebro simula el mundo.
No pensemos en un ordenador que simule el cerebro. Pensemos, al revés, un cerebro que simule un ordenador. ¿Es posible? Sin duda, sí. La persona que diseña ordenadores tiene un cerebro que simula su comportamiento. ¿Y si hablamos de un simulador de vuelo? Ambos, el cerebro y el programa son simuladores. El piloto es un simulador de vuelo. Su cerebro simula lo que ocurrirá si realiza una acción determinada y de forma análoga un programa de simulación lo hace.
En relación al nivel de detalle de la simulación, este debe de ser adecuado a nuestros propósitos. Un simulador de vuelo no simula los tornillos, sino los elementos relevantes como el perfil del ala. Del mismo modo, una simulación del cerebro no necesita simular los vasos sanguíneos, le basta con simular el comportamiento neuronal.
Ya en 1950 Turing estableció que el hecho de que tanto cerebro como ordenador usen electricidad no es relevante. En su época, coexistían ordenadores mecánicos y eléctricos equivalentes. "...puesto que todas las computadoras digitales son equivalentes en cierto sentido (a las mecánicas), observamos que el uso de la electricidad no puede tener importancia teórica.() Si realmente deseamos encontrar tales semejanzas, deberíamos buscar analogías matemáticas en el funcionamiento." Leornardo Torres Quevedo diseñó en 1912 El Ajedrecista, un autómata analógico que daba mate con rey torre, equivalente a los programas informáticos posteriores. En términos informáticos un simulador es también un equipo (en general más barato o más moderno) que puede simular el comportamiento de otro equipo, es decir, un ordenador que simula a otro.
De modo que tenemos dos simuladores: el cerebro y el ordenador. ¿Es posible trasladar la simulación del mundo que hace un cerebro de un sustrato al otro, de la biología al silicio? Conceptualmente sí. Técnicamente aún queda tiempo.
Varias objeciones se argumentan para concluir que el cerebro no puede simularse. Una es un tema de tamaño y conocimiento. Necesitamos ordenadores mucho más grandes de los que tenemos para simular el cerebro. Es un asunto de tiempo. Necesitamos un conocimiento muy superior del cerebro y su funcionamiento. Es también un asunto de tiempo. De los dos problemas, el tamaño del ordenador y el conocimiento del cerebro, estamos hoy mucho más lejos de resolver el segundo (el funcionamiento del cerebro) que el primero (el tamaño del ordenador).
Mientras esto ocurre, podemos plantearnos filosóficamente si es posible la simulación.
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El Ajedrecista de Leonardo Torres Quevedo |
Pero ¿alguien quiere obtener un cerebro con sus neuronas y sus vasos sanguíneos, con su peso y su volumen? Evidentemente no. Lo que queremos es obtener el comportamiento del cerebro. Simular su comportamiento. Eso sí, con todas sus características, estados mentales y conciencia incluidas ya que de otra forma no estaríamos simulando un cerebro. Queremos también que interaccione con el mundo, algo que ya hemos conseguido en pequeña escala. En efecto, mediante los interfaces cerebro máquina BCI, podemos conectar una cámara tanto a un nervio óptico como a un ordenador y también podemos conectar un brazo robótico tanto a un nervio motor como a un ordenador. El interfaz es posible.
Quizá nos ayude pensar sobre qué hace un cerebro.
Por un lado realiza actos reflejos (en realidad son otras partes del sistema nervioso como la médula espinal). Tan solo 4 neuronas intervienen en el reflejo de extensión de la pierna. Interconectar dichas neuronas con elementos electromecánicos puede suponer un problema técnico pero no parece que tenga una trascendencia filosófica.
¿Qué otra cosa hace el cerebro? Simular. El cerebro es un simulador. De acuerdo con la filosofía clásica y con la evidencia científica, las ideas son representaciones del mundo exterior. Son simulaciones. Y las operaciones mentales como juzgar o planificar son simulaciones del comportamiento del mundo tanto exterior como de nuestro comportamiento. Simulamos la trayectoria del coche que nos puede atropellar y reaccionamos. El cerebro simula el mundo.
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Sensorama: simulador de moto. 1962 |
En relación al nivel de detalle de la simulación, este debe de ser adecuado a nuestros propósitos. Un simulador de vuelo no simula los tornillos, sino los elementos relevantes como el perfil del ala. Del mismo modo, una simulación del cerebro no necesita simular los vasos sanguíneos, le basta con simular el comportamiento neuronal.
Ya en 1950 Turing estableció que el hecho de que tanto cerebro como ordenador usen electricidad no es relevante. En su época, coexistían ordenadores mecánicos y eléctricos equivalentes. "...puesto que todas las computadoras digitales son equivalentes en cierto sentido (a las mecánicas), observamos que el uso de la electricidad no puede tener importancia teórica.() Si realmente deseamos encontrar tales semejanzas, deberíamos buscar analogías matemáticas en el funcionamiento." Leornardo Torres Quevedo diseñó en 1912 El Ajedrecista, un autómata analógico que daba mate con rey torre, equivalente a los programas informáticos posteriores. En términos informáticos un simulador es también un equipo (en general más barato o más moderno) que puede simular el comportamiento de otro equipo, es decir, un ordenador que simula a otro.
De modo que tenemos dos simuladores: el cerebro y el ordenador. ¿Es posible trasladar la simulación del mundo que hace un cerebro de un sustrato al otro, de la biología al silicio? Conceptualmente sí. Técnicamente aún queda tiempo.
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domingo, 20 de febrero de 2011
¿Existe el libre albedrío? Cuando tomas una decisión ¿podrías haber hecho algo distinto? Resultados de la encuesta
En la encuesta ¿Existe el libre albedrío? Cuando tomas una decisión ¿podrías haber hecho algo distinto? habéis respondido 44 personas.
Para eliminar la ambigüedad en lo posible, la pregunta incorpora la definición del filósofo John Searle que describe el libre albedrío como la creencia de que
" a menudo podríamos haber hecho algo distinto de lo que hicimos"
El resultado es claro. Dos de cada tres participantes opináis que SÍ existe el libre albedrío.
También es notable que una de cada tres personas que habéis respondido opináis que NO existe.
Gracias por vuestra participación.
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Resultados de la encuesta |
Entrada relacionada: Libre albedrío
domingo, 30 de enero de 2011
Libre albedrío
¿Existe el libre albedrío, la libre elección o lo que los anglosajones llaman free will?
El libre albedrío constituye uno de los problemas más antiguos de la filosofía y aún hoy es más un terreno para la especulación que para la certeza. Comenzaré con mis conclusiones.
Nos sentimos libres. Esto no es modificable.
Estamos construídos así. La experiencia subjetiva de libertad es consustancial al ser humano. Ningún razonamiento podrá cambiarnos. Aunque nos pensemos determinados, nos sentiremos libres.
Tambien creemos conocer los límites de nuestra libertad. No puedo volar. Y siento una coacción para no realizar muchos actos: deliquir, no asistir al trabajo o decir algo inconveniente.
Las implicaciones de la no existencia del libre albedrío son difícilmente asumibles por la sociedad.
La religión cristiana, la legislación y nuestra sociedad están basadas en el principio de responsabilidad que a su vez implica libertad. El sujeto es libre de elegir entre el bien y el mal y será recompensado por lo primero y castigado por lo segundo.
Si no existe el libre albedrío, ¿Significa que no hay moral? ¿Cómo podemos hablar de decisiones correctas o equivocadas? ¿Cómo podemos castigar a alguien si no es responsable de sus actos? ¿No sería como castigar a alguien por hacer algo mientras le apuntabamos con una pistola a la cabeza?
En un reciente estudio se formaron dos grupos de personas. Al primero se les leyó una frase que negaba el libre albedrío, al segundo una frase neutra. Después se les pidió que resolvieran unos problemas que les presentaba un ordenador y se les comunicó que el programa tenía un error y que era posible que la respuesta apareciera en pantalla. En este caso, debería pasar a la siguiente sin responder. El grupo que escuchó la frase contraria al libre albedrío hizo trampa de forma muy significativa.
Esto parece indicar que es mejor no hablar del tema, que pensemos lo que pensemos, comunicarlo puede ser dañino.
Dado que nuestro cerebro está predispuesto para el libre albedrío, son pocos, incluso entre científicos materialistas atéos, los que lo niegan. Hasta el propio Libet lo dice:
Enlaces
El libre albedrío constituye uno de los problemas más antiguos de la filosofía y aún hoy es más un terreno para la especulación que para la certeza. Comenzaré con mis conclusiones.
- Nos sentimos libres. Esto no es modificable.
- Las implicaciones de la no existencia del libre albedrío son difícilmente asumibles por la sociedad.
- La neurociencia ayuda, pero no da una respuesta. El experimento de Libet no es concluyente.
- El libre albedrío no existe.
- Es un problema del dominio de la filosofía.
El filósofo John Searle describe el libre albedrío como la creencia de que
" a menudo podríamos haber hecho algo distinto de lo que hicimos"
Spinoza
"Las decisiones de la mente no son nada salvo deseos, que varían según varias disposiciones puntuales".
"No hay en la mente un absoluto libre albedrío, sino que la mente es determinada por el desear esto o aquello, por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa, y así hasta el infinito."
"Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la esperanza."
Arthur Schopenhauer
"Tu puedes hacer lo que siempre haces, pero en algún momento de tu vida, sólo podrás hacer una actividad definida, y no podrás hacer absolutamente nada que no sea esta actividad."
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Génesis 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás |
Estamos construídos así. La experiencia subjetiva de libertad es consustancial al ser humano. Ningún razonamiento podrá cambiarnos. Aunque nos pensemos determinados, nos sentiremos libres.
Tambien creemos conocer los límites de nuestra libertad. No puedo volar. Y siento una coacción para no realizar muchos actos: deliquir, no asistir al trabajo o decir algo inconveniente.
Las implicaciones de la no existencia del libre albedrío son difícilmente asumibles por la sociedad.
La religión cristiana, la legislación y nuestra sociedad están basadas en el principio de responsabilidad que a su vez implica libertad. El sujeto es libre de elegir entre el bien y el mal y será recompensado por lo primero y castigado por lo segundo.
Si no existe el libre albedrío, ¿Significa que no hay moral? ¿Cómo podemos hablar de decisiones correctas o equivocadas? ¿Cómo podemos castigar a alguien si no es responsable de sus actos? ¿No sería como castigar a alguien por hacer algo mientras le apuntabamos con una pistola a la cabeza?
En un reciente estudio se formaron dos grupos de personas. Al primero se les leyó una frase que negaba el libre albedrío, al segundo una frase neutra. Después se les pidió que resolvieran unos problemas que les presentaba un ordenador y se les comunicó que el programa tenía un error y que era posible que la respuesta apareciera en pantalla. En este caso, debería pasar a la siguiente sin responder. El grupo que escuchó la frase contraria al libre albedrío hizo trampa de forma muy significativa.
Esto parece indicar que es mejor no hablar del tema, que pensemos lo que pensemos, comunicarlo puede ser dañino.
Dado que nuestro cerebro está predispuesto para el libre albedrío, son pocos, incluso entre científicos materialistas atéos, los que lo niegan. Hasta el propio Libet lo dice:
El proceso de volición se inicia inconscientemente. Pero la función consciente aún controla la acción; puede vetar el acto. Por lo tanto el libre albedrío no puede excluirse
La neurociencia ayuda, pero no da una respuesta. Libet no es concluyente.
Benjamín Libet realizó un experimento (pdf) en 1983 que ha venido a considerarse una de las principales negaciones del libre albedrío. Se pidió a los sujetos que movieran cuando quisieran una mano, cuyo acto muscular era registrado por un electromiograma EMG. Se registró también el momento en el que la señal cerebral se producía con un electroencefalograma EEG. Y se pidió a los sujetos que estimaran en qué momento habían tomado su decisión. La secuencia de acontecimientos resultante fue: el EEG muestra el inicio de la acción motora. 300ms después el sujeto es consciente de la decisión. 200ms después el músculo se mueve. Este experimento parece decir que primero decidimos inconscientemente y después tomamos conciencia de lo decidido.
Otros experimentos van en la misma línea. John-Dylan Haynes utilizó un escaner fMRI. Sus resultados muestran de nuevo que la parte inconsciente de la decisión precede a la toma de conciencia de la misma. Aunque esta vez por varios segundos y se puede predecir. Álvaro Pascual-Leone preguntó a los sujetos qué mano querían mover. Aplicando un campo magnético (Estimulación Transcraneal Magnética TMS), en un hemisferio cerebral, conseguían que el sujeto moviera la mano contraria (controlada por el hemisferio estimulado). Lo sorprendente del caso es que los sujetos reportaban haber elegido libremente en todos los casos pese a que habían sido determinados externamente por el experimentador.
¿Prueban estos experimentos que el libre albedrío no existe? No, en mi opinión. Muestran que la toma de decisiones es un proceso complejo en la que hay elementos conscientes e inconscientes. Indican con claridad que la mente y el cerebro son la misma cosa y que responden a causas físicas como cualquier otro ser en el universo. Por otra parte, se refieren a decisiones simples. Casarse o comprar un piso son decisiones en las que median muchos pensamientos conscientes en un largo feedback. No son concluyentes y sacan el problema del ámbito de la neurociencia aunque indican una dirección clara.
El libre albedrío no existe.
Desde luego es una opinón. Como he dicho, choca contra la experiencia subjetiva. Pero los argumemtos racionales me llevan a sostenerla.
¿Qué es el libre albedrío? Una supuesta entidad inmaterial, consciente, primera causa (o causa incausada) que actúa al margen de las leyes materiales que gobiernan el mundo. Algo así como un yo independiente dentro de mí mismo. Una especie de centro de control que evalúa los datos, toma decisiones y manda al cuerpo actuar. "El fantasma de la máquina"
A mi entender lo anterior es claramente falso. Somos nuestro cerebro que a su vez es una entidad material que se rige por las leyes de la naturaleza. Como todo sistema natural, si conocemos por completo su estado actual y las variables que sobre él influyen podemos predecir su estado futuro.
Se ha hablado de la indeterminación de la mecánica cuántica como soporte del libre albedrío. Pero la mecánica cúantica se circunscribe a la microescala, a lo atómico.
La manzana no es libre de caer y el cerebro no es libre de decidir. Llamamos libertad al desconocimiento de todas las causas que influyen en un sistema complejo como es el cerebro. El libre albedrío es una ilusión.
Es un problema del dominio de la filosofía.
La propia idea de libre elección es complicada. Si es motivada, es en alguna medida causada, determinada. Y no puede ser azarosa (estocástica) o casual. En este caso hablaríamos de albedrío casual, no libre.
Benjamín Libet realizó un experimento (pdf) en 1983 que ha venido a considerarse una de las principales negaciones del libre albedrío. Se pidió a los sujetos que movieran cuando quisieran una mano, cuyo acto muscular era registrado por un electromiograma EMG. Se registró también el momento en el que la señal cerebral se producía con un electroencefalograma EEG. Y se pidió a los sujetos que estimaran en qué momento habían tomado su decisión. La secuencia de acontecimientos resultante fue: el EEG muestra el inicio de la acción motora. 300ms después el sujeto es consciente de la decisión. 200ms después el músculo se mueve. Este experimento parece decir que primero decidimos inconscientemente y después tomamos conciencia de lo decidido.
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Experimento de Libet. El plan motor RP aparece 350ms antes que el deseo consciente W |
¿Prueban estos experimentos que el libre albedrío no existe? No, en mi opinión. Muestran que la toma de decisiones es un proceso complejo en la que hay elementos conscientes e inconscientes. Indican con claridad que la mente y el cerebro son la misma cosa y que responden a causas físicas como cualquier otro ser en el universo. Por otra parte, se refieren a decisiones simples. Casarse o comprar un piso son decisiones en las que median muchos pensamientos conscientes en un largo feedback. No son concluyentes y sacan el problema del ámbito de la neurociencia aunque indican una dirección clara.
El libre albedrío no existe.
Desde luego es una opinón. Como he dicho, choca contra la experiencia subjetiva. Pero los argumemtos racionales me llevan a sostenerla.
¿Qué es el libre albedrío? Una supuesta entidad inmaterial, consciente, primera causa (o causa incausada) que actúa al margen de las leyes materiales que gobiernan el mundo. Algo así como un yo independiente dentro de mí mismo. Una especie de centro de control que evalúa los datos, toma decisiones y manda al cuerpo actuar. "El fantasma de la máquina"
A mi entender lo anterior es claramente falso. Somos nuestro cerebro que a su vez es una entidad material que se rige por las leyes de la naturaleza. Como todo sistema natural, si conocemos por completo su estado actual y las variables que sobre él influyen podemos predecir su estado futuro.
Se ha hablado de la indeterminación de la mecánica cuántica como soporte del libre albedrío. Pero la mecánica cúantica se circunscribe a la microescala, a lo atómico.
La manzana no es libre de caer y el cerebro no es libre de decidir. Llamamos libertad al desconocimiento de todas las causas que influyen en un sistema complejo como es el cerebro. El libre albedrío es una ilusión.
Es un problema del dominio de la filosofía.
La propia idea de libre elección es complicada. Si es motivada, es en alguna medida causada, determinada. Y no puede ser azarosa (estocástica) o casual. En este caso hablaríamos de albedrío casual, no libre.
Así, el problema se adentra en el mundo de la filosofía donde siempre ha residido y bordea el de la física. El determinismo causal y el azar.
"El determinismo fuerte sostiene que no existen sucesos genuinamente aleatorios o azarosos, y en general el futuro es potencialmente predecible a partir del presente (aunque lógicamente predictibilidad y determinación son independientes, ya que la primera requiere además cierto tipo de conocimiento de las condiciones iniciales)."
"El determinismo fuerte en las ciencias naturales, en general es sinónimo de determinismo cosmológico, que afirma que el universo se rige por unas leyes físicas inquebrantables (incluso nosotros) por tanto, todo lo que acontece sucede así porque nunca podría haber sucedido de otra manera."
Una teoría incorrecta puede servir, si nos proporciona una aproximación suficiente, dentro de su ámbito de aplicación. De hecho, la mecánica clásica se sigue utilizando siempre que no descendamos al mundo subatómico, aceleremos hasta velocidades relativistas, o nos acerquemos demasiado a enormes masas.
Una última reflexión: independientemente de que el mundo subatómico sea determinista o no, el mundo macroscópico sí lo es. Siguendo con las metáforas de los dados, el resultado de un lanzamiento es impredecible. Sólo podemos decir que la probabilidad de cada uno de los 6 resultados posibles, es de 1/6. Pero si lanzamos 6 billones de dados, podemos asegurar que cada uno de los 6 resultados posibles, aparecerá en aproximadamente un billón de dados.
Obviamente, nunca podremos conocer el estado del universo con tanto detalle, y a día de hoy, ni conocemos todas las leyes que lo rigen, con total exactitud (y podríamos discutir si podríamos conseguirlo o no, pero eso es otra historia), por lo que habrá muchos efectos que no podemos predecir. Y a eso lo llamamos azar.
Aunque si preguntamos a un físico por el libre alberío puede decirnos:
Sin embargo, todo eso no nos explica por qué usted y yo parecemos tener esa cosa llamada libre albedrío y una piedra, en cambio, no. Por lo que respecta a cuestiones como el libre albedrío y la conciencia, la física simplemente no tiene respuestas.
Enlaces
On free will. Excelente serie de Mano Singham
Dado lo intenso del tema, una secuencia de la insustituible "Amanece que no es poco" de José Luis Cuerda donde todos somos contingentes, pero solo el Alcalde es necesario, puede ayudar a relajar la mente.
martes, 21 de diciembre de 2010
Psicología de la música IV. Emoción y conductas motoras
La emoción y las conductas musicales motoras son otros temas de interés para la psicología de la música y que merecen una mención.
De la emoción en la música se ha escrito mucho. Pero se ha explicado poco, tanto desde la teoría musical como desde la experimentación. Que se trata de una fenómeno clave en la experiencia musical no hay duda. Sin emoción no habría música. Al parecer activa áreas generales del cerebro relacionadas con la recompensa y el placer, lo cual tampoco da grandes pistas. Según los pocos estudios realizados, desde el punto de vista emocional la música no parece distinguirse mucho de otras experiencias humanas.
El hecho de que patrones acústicos específicos influyan en nuestros estados emocionales no es una capacidad exclusiva ni de la música ni tampoco de los seres humanos. Sabemos desde Darwin que las vocalizaciones animales producen estados emocionales. Muchas de las llamadas de sumisión o afiliativas tienden a estar armónicamente estructuradas, las llamadas de atención, en su mayoría, tienden a subir en frecuencia, y las voces de agresión son cortas y de tipo “staccato”. Esto también ocurre en humanos. Podría ser que nuestras facultades musicales hubieran reusado este mecanismo que no evolucionó originalmente para la música. Los estudios transculturales indican que los occidentales reaccionan a los ragas indios de forma parecida a los propios indios usando claves comunes (el tempo, los cambios de tono y quizá otras).
De la teoría musical sabemos que las obras en tono mayor con tempo rápido suelen ser consideradas como alegres, las obras en tono menor y tempo lento suenan melancólicas y tristes y las que tienen disonancias y tempo rápido inducen temor. Pero eso es teoría musical occidental. No parece que sea exportable a otras culturas. Quizá el fenómeno más universal sea el de las canciones de cuna o nanas.
No hay que olvidar la vivencia asociada a la música. Me gusta una canción, me emociono con ella porque me recuerda a mi primer amor o al verano que pase con mis amigos... La asociación entre música y episodios de la vida es inseparable. También en vivencias colectivas como los soldados que van a la guerra, los deportistas en el podio o los oyentes de un concierto.
Si la percepción musical es intrigante, la interpretación musical es una conducta motora deslumbrante, incomprensible y difícil de seguir. Un concierto de piano que dure 20 minutos con compases de duración media (2s por compás) y 16 notas por compás (8 por cada mano) tendrá 9.600 notas (20x30x16). El interprete habrá aprendido la secuencia motora para 9.600 movimientos de dedos cada uno en su tiempo, en su lugar, con su duración y con su intensidad. El estudio de las estructuras neurales que soportan tal desempeño será sin duda fascinante.
Como fascinante resulta esta virtuosa conducta motora de Anna Netrebko interpretando Sempre Libera de la Traviata de Verdi que conecta con los circuitos de las emociones, anuda la garganta, humedece los ojos, contiene la respiración, altera el pulso cardíaco y pone los pelos de punta.
Como fascinante resulta esta virtuosa conducta motora de Anna Netrebko interpretando Sempre Libera de la Traviata de Verdi que conecta con los circuitos de las emociones, anuda la garganta, humedece los ojos, contiene la respiración, altera el pulso cardíaco y pone los pelos de punta.
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domingo, 19 de diciembre de 2010
Psicología de la música III. Ritmo
El ritmo, como otros elementos de la música, es común a muchas actividades humanas. Pero tiene su máxima expresión en la música.
El ritmo es tiempo, se inscribe en el tiempo, parcela el tiempo, lo divide. El ritmo es una repetición a intervalos regulares. En música es la repetición de sonidos fuertes o débiles.
El ritmo tiene una base biológica. Múltiples actividades biológicas que transcurren en el tiempo están sujetas a ritmo. Los ritmos circadianos marcan la noche y el día. Más notablemente el corazón late entre 1 y 2 veces por segundo, respiramos una vez cada 3 segundos, el paso normal es de 2 pasos por segundo. En los ritmos musicales normales un compás dura 1 o 2 segundos.
Aunque pueda parecer lo contrario, existe muy poca variedad en los ritmos musicales.La mayoría están compuestos de 4 o 2 partes aunque los hay de 3 partes y en menor medida de otras partes. 2 partes equivalen al paso lo que tiene su lógica si queremos bailar con la música y 4 partes es 2x2. Y desde sus comienzos la música estuvo ligada a la danza. Desde luego cualquiera puede enumerar otros muchos ritmos donde hay algunas variaciones y donde las partes van sincopadas (la nota fuerte entra en la parte débil) generando distintas sensaciones de movimiento. Pero comparten una esencia común.
El ritmo es monotonía, es repetición. Es algo no muy estudiado, pero claramente identificable. El balanceo de los bebés produce sosiego. En los adultos, la repetición de los mantras induce al trance. El ritmo es hipnótico, sugiere la continuación. Un ritmo simple de tambores o el de una discoteca puede mantener a los danzantes en actividad durante horas.
Se puede imaginar música sin ritmo pero es poco común. El gregoriano empezó como monodía sin ritmo. En cuanto se incorporaron más voces fue necesaria la coordinación en el tiempo, el ritmo. El ritmo es también una coordinación de esfuerzos en otras actividades humanas como remar o mover un objeto.
La teoría musical ha estudiado más otros elementos musicales, singularmente la armonía. Tampoco hay muchos estudios experimentales sobre el ritmo.
En el presente estudio (pdf) se investigó la preferencia de monos americanos respecto a la velocidad en la que se desarrolla la música, el tempo. Se introdujo a tamarinos y titíes (monos del nuevo mundo) en una condición experimental en la que podían escoger entre dos tipos de tempo. También entre un tempo y el silencio. También fueron evaluados humanos. Los resultados fueron:
- Los monos prefieren el ruido suave al ruido alto.
- Presentados a dos estímulos, una nana y un tema techno electrónico - controladas circunstancias como el volumen de la música (normalizado en las dos) y la ausencia de voces (la nana es instrumental) - los monos mostraron una inequivoca preferencia por la nana frente al techno.
- Si en lugar de música usamos simples clics, los monos prefieren 60 clics por minuto a 400. De nuevo tempo lento.
- Puestos a elegir música frente a silencio, los humanos preferían la música. Los titís y tamarinos preferían sistemáticamente el silencio.
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martes, 14 de diciembre de 2010
Psicología de la música II. Expectativas musicales
El cerebro es un generador de expectativas. Su valor adaptativo es innegable. Formulamos expectativas sobre la realidad (dónde estará mañana la caza o qué valor subirá en bolsa) y si acertamos obtenemos una recompensa (cazamos o ganamos dinero). Estas expectativas se generan en la mente de forma constante como un ejercicio mental. En música también las generamos y son inherentes al disfrute musical como bien saben los compositores.
Crear y romper expectativas, alternar la tensión y la relajación, sentir curiosidad por lo desconocido y sentirse cómodo en lo habitual son acontecimientos que abarcan la totalidad de la experiencia humana y que están presentes en la música. Aunque nuevos estudios revelan estos fenómenos, son algunos de los fundamentos de la teoría de la música que se enseñan en las escuelas.
En un experimento se midieron las ondas cerebrales de 20 sujetos mientras escuchaban distintos himnos. Las notas inesperadas (que rompían el patrón armónico) elicitaban una respuesta neural distinta que el resto y producían un pico de actividad cerebral.
La tonalidad es una expectativa. El compositor la plantea al principio de la obra, juguetea con la tonalidad durante toda la obra manteniendo el suspense, pero no nos la entrega completa hasta el final, resolviendo la tensión.
La música juega con nuestras expectativas, nos incita a realizar predicciones sobre qué nota vendrá después y nos enfrenta con nuestros errores. La música es una forma cuyo significado depende de su violación.
Lo conocido nos produce comodidad o aburrimiento. Lo desconocido provoca curiosidad o temor. O todo junto: me muero de miedo viendo una película de terror pero no puedo dejar de verla. De igual manera ocurre con la música. A veces deseamos la paz de una obra agradable que nos tranquiliza. Pero podemos encontrarla aburrida. Entonces recurriremos a una obra con sorpresas, disonancias y desafíos. Aunque puede llegar a producirnos desasosiego. No hay una fórmula mágica, tanto la tensión como la relajación tienen su momento y en su alternancia está el acierto.
La presentación de tensiones que sólo se resuelven al final es común a la música, a las historias que cuentan la literatura y el cine y a la vida misma.
La música culta occidental evolucionó violando las reglas una y otra vez hasta alejarse del gusto popular. Pero esa es otra historia.
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domingo, 12 de diciembre de 2010
Psicología de la música I. Evolución y humanidad de la música.
La música es una actividad genuínamente humana y ubicua en nuestra sociedad. Es la más abstracta de las artes y tiene conexión con otras muchas partes del comportamiento humano Aunque se ha estudiado la psicología de la música, existe poco trabajo experimental que arroje luz sobre ella. Dos preguntas se plantean entre otras muchas: ¿es la música exclusivamente humana? y ¿es la música una experiencia exclusivamente musical? Dicho de otra forma ¿qué es evolución y que es aprendizaje en música? y ¿qué toma prestado de otras facultades humanas?
Puesto que ni la capacidad de disfrutar ni la de producir notas musicales tienen la menor utilidad para el hombre en sus hábitos cotidianos, hay que clasificarlas entre las facultades más misteriosas de las que está dotado. Charles Darwin
Josh Mcdermott y Marc Hauser han realizado una exhaustiva recopilación de los estudios realizados sobre música hasta la fecha. Parte de sus pensamientos se recogen en The evolution of the music faculty: a comparative perspective (pdf).
Aunque es imaginable un mundo sin música, en general, todos los individuos o culturas han disfrutado de la música. La música plantea interesantes preguntas acerca de la percepción, cognición, emoción, aprendizaje y memoria. Siendo tan extensa ¿por qué no es evolutivamente adaptativa?
Los estudios de la música se pueden parecer al lenguaje. El lenguaje es innato pero requiere exposición. Hay una gramática universal. En este sentido se asemejan música y lenguaje ya que hay sonidos que todos los miembros de una sociedad reconocen como agradables y otros sonidos que todos reconocen como desagradables.
Los estudios de la música se pueden parecer al lenguaje. El lenguaje es innato pero requiere exposición. Hay una gramática universal. En este sentido se asemejan música y lenguaje ya que hay sonidos que todos los miembros de una sociedad reconocen como agradables y otros sonidos que todos reconocen como desagradables.
Los estudios animales pueden responder a las preguntas:
- ¿Cuál es el estado inicial, innato del conocimiento musical previo a cualquier experiencia? Parece que la generalización de las octavas es un fenómeno que abarca a humanos y a animales. A su vez, todas las culturas dividen la octava en 7 o 5 tonos (escalas heptatónica y pentatónica). Todo ello parece indicar que hay cierto innatismo en la música.
- ¿Con la exposición a la música, cómo evoluciona ese estado inicial a un estado maduro de conocimiento musical? Siguiendo en esa línea, ¿hay una ventana de edad para aprender a disfrutar de la música? ¿ hay síndrome de carencia estimular?
- ¿Cuál ha sido la evolución hasta este "estado innato"? ¿Ha sido una adaptación?
- Si es una adaptación, ¿qué problema vino a resolver? Según Darwin es para atraer parejas como la cola del pavo real. También puede argüirse que es grupal, para formar coaliciones.
- Otra posibilidad es que sea cooptada, no adaptativa y un efecto colateral de la evolución de otros mecanismos perceptivos y cognitivos que evolucionaron y sirven para otras funciones y propósitos. (Pinker 1997). Hemos aprendido a asignar significado a estímulos que no lo tenían y a disfrutar estéticamente de ellos.
Los animales no humanos no hacen música en general. Comparada con el lenguaje, se sabe que los mecanismos de reconocimiento del discurso son comunes con otros animales y no evolucionaron especificamente para el lenguaje sino que este los aprovechó después. Fueron cooptados, reusados.
Experimentos con monos macacos. Generalización de octavas.
En el experimento, el mono juzga si distintos estímulos auditivos son o no son iguales.
Los monos y los hombres muestran generalización de las octavas (la octava es el intervalo que media entre dos notas cuya relación de frecuencias es 2 a 1 ej: do-re-mi-fa-sol-la-si-do). Tienden a juzgar dos melodías como iguales cuando las separa una o incluso dos octavas. Sin embargo, los monos no consideran iguales las melodías que se separan otros intervalos como 0,5 o 1,5 octavas. A esto se llama transposición de claves y los humanos en cambio sí consideramos iguales estas melodías.
Más curioso aún es que la generalización de octavas en los monos sólo ocurre en música tonal. Si la melodía consiste en una sucesión aleatoria entre 12 notas (música atonal) los monos no dan muestras de generalización de octavas.
Ello parecería decir que la generalización de las octavas es innata. Y no sólo eso, sino que la música tonal tiene un cierto estatus también en primates no humanos. Dado que los pájaros no muestran la generalización de octavas, parece que es un mecanismo que apareció después de la divergencia de mamíferos y aves.
En el experimento, el mono juzga si distintos estímulos auditivos son o no son iguales.
Los monos y los hombres muestran generalización de las octavas (la octava es el intervalo que media entre dos notas cuya relación de frecuencias es 2 a 1 ej: do-re-mi-fa-sol-la-si-do). Tienden a juzgar dos melodías como iguales cuando las separa una o incluso dos octavas. Sin embargo, los monos no consideran iguales las melodías que se separan otros intervalos como 0,5 o 1,5 octavas. A esto se llama transposición de claves y los humanos en cambio sí consideramos iguales estas melodías.
Más curioso aún es que la generalización de octavas en los monos sólo ocurre en música tonal. Si la melodía consiste en una sucesión aleatoria entre 12 notas (música atonal) los monos no dan muestras de generalización de octavas.
Ello parecería decir que la generalización de las octavas es innata. Y no sólo eso, sino que la música tonal tiene un cierto estatus también en primates no humanos. Dado que los pájaros no muestran la generalización de octavas, parece que es un mecanismo que apareció después de la divergencia de mamíferos y aves.
Esto parece cuadrar con el hecho de que las octavas responden a un patrón físico más que biológico. (véase ¿Por qué las escalas musicales suenan bien?)
Experimentos con electrodos implantados.
Se realizaron implantes de electrodos en pacientes con epilepsia y en monos.
Fueron expuestos a acordes disonantes (segundas mayores y menores) y consonantes (quintas y octavas). Las respuestas neurales fueron idénticas en monos y hombres y distintas para acordes disonantes y consonantes. Estudios en bebés parecen indicar que se alejan de los acordes disonantes (e incluso lloran) y se acercan a los consonantes.
Se realizaron implantes de electrodos en pacientes con epilepsia y en monos.
Fueron expuestos a acordes disonantes (segundas mayores y menores) y consonantes (quintas y octavas). Las respuestas neurales fueron idénticas en monos y hombres y distintas para acordes disonantes y consonantes. Estudios en bebés parecen indicar que se alejan de los acordes disonantes (e incluso lloran) y se acercan a los consonantes.
Manifestaciones musicales en animales.
El canto de los pájaros parece que sólo tiene relación con la defensa del territorio y la atracción de pareja. Aunque el canto de los pájaros provoca emociones en sus congéneres, es una función exclusivamente comunicativa. Los pájaros no cantan por placer. En la mayoría de las especies que cantan sólo lo hacen los machos, al contrario que en los humanos. Los primates no cantan. Nuestro ancestro común no lo hacía.
Las nanas
Proporcionan otro ejemplo de restricciones universales ya que transculturalmente son universales en un amplio conjunto de aspectos.
Conclusión
Todo parece indicar que hay características innatas en la facultad musical de los humanos. Tambien que hay claras diferencias con los animales.
Por otra parte, aunque la música comparte muchas características con otras facultades humanas, parece claro que no todo es reducible a aquellas y que hay aspectos genuínamente musicales en la música.
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domingo, 24 de octubre de 2010
¿Cuándo crees tú que se simulará por completo el cerebro humano en un ordenador? Resultados de la encuesta
A la encuesta ¿cuándo crees tú que se simulará por completo el cerebro humano en un ordenador? habéis respondido 48 personas. Es un número importante. Gracias por vuestra participación
El primer dato relevante es que el 31% responde que nunca será posible tal simulación y ello a pesar de que la encuesta se realiza en un blog de Neurociencia y Computación. Dado lo lejos que nos encontramos hoy de que esto ocurra, lo complejo del cerebro y lo mucho que aún ignoramos, es una respuesta completamente esperable y defendible.
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Resultados de la encuesta |
Un 69% responde que sí es posible la simulación. De nuevo la un amplio número de encuestados se decantan por la respuesta más conservadora. Un 27% opina que será en un momento anterior a 2100. Lo que en la práctica supone que la mayoría de los lectores de este blog no lo verá. Si acumulamos esta respuesta a la anterior, obtenemos que el 58%, la mayoría, piensa que no veremos una simulación completa del cerebro, o porque esta no ocurrirá o porque será dentro de demasiado tiempo para verla.
De los restantes, un 23% piensa que será antes de 2030 y tan sólo un 19% se aventura a predecir que en menos de diez años veremos a un ordenador simulando por completo el cerebro.
¿Mi opinión? No es más autorizada que cualquiera de las 48 emitidas, pero creo que "debo mojarme" Necesitaremos un enorme avance en computación y, sobre todo, en conocimiento del cerebro que estimo que sí llegará. Esto me hace pensar que antes de 2030 habremos visto una simulación completa del cerebro y nuestros planteamientos serán muy distintos en muchos temas incluida la filosofía, la ética o la economía. Además del avance científico, tendremos que hacer un gran esfuerzo de pensamiento para estar preparados. Y confío que será para bien. Aunque por supuesto, es pura especulación.
Gracias de nuevo por participar.
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martes, 12 de octubre de 2010
El cerebro coherente
El cerebro es un órgano que pretende ser coherente, mantener una coherencia interna, producir una respuesta conductual coherente, ser coherente con la realidad exterior.
El cerebro está compuesto de múltiples unidades de proceso (véase las tareas del cerebro). La coordinación entre ellas es fundamental. El cerebro pretende dar una imagen única de lo que ocurre en su interior, luchar contra el caos de los procesos independientes y distribuídos.
Esto ocurre en muy distintos planos del funcionamiento del cerebro.
Podemos modificar la decisión que toma un sujeto aplicando campos magnéticos. Dado que el proceso es secuencial, primero se decide y después se es consciente de la decisión. Cuando, a continuación de alterar la decisión del sujeto, este toma conciencia de la decisión, mantendrá que es una decisión propia, no influida. El cerebro no está preparado para admitir que la decisión ha sido externa. Y mantendrá la coherencia.
Naturalmente, la toma de decisiones es una ventaja evolutiva. El cerebro admite la discrepancia entre los distintos argumentos. Tomar la mejor decisión ayuda a sobrevivir. Sin embargo, una vez tomada la decisión, el peso de los argumentos cambia. Los contrarios se debilitan y los que soportan la decisión se afirman. El cerebro trata de ser coherente. Y mantendrá que la decisión tomada es la correcta a menos que los argumentos en contra supongan un peligro que obligue a reconsiderar la decisión. Es la teoría de la disonancia cognitiva de León Festinger.
La memoria fabula, rellena los detalles de los recuerdos para que sean coherentes. Los hechos que recordamos pretenden ser únicos, completos, sin fisuras. Recordamos con nitidez un lugar, una casa de la infancia. Estamos completamente convencidos de nuestro recuerdo. sin embargo, cuando años después la vemos, apenas la reconocemos. Nuestro recuerdo es muy distinto de la realidad. Aún así era un recuerdo vívido que considerábamos fiel. Existen múltiple experiencias mediante las cuales cambiamos (por la palabra y la sugestión) los recuerdos de una persona. Cada uno de esos recuerdos se vive como cierto. Esto es de gran importancia en los tribunales donde el recuerdo de los testigos es de importancia capital a la vez que poco fiable.
El cerebro es coherente en su manifestación más esencial, el yo. La experiencia del yo como sujeto autónomo, distinto del mundo, es vital. Soy yo, siempre yo, el mismo de siempre, quizá con algún cambio circunstancial, pero definitivamente el mismo yo desde que tengo recuerdos, y a la vez soy único y unitario. No hay otro yo, no hay dos yo. El resquebrajamiento del yo es el último estado de la patología mental y produce terror.
El cerebro es una red de unidades de proceso que generan una experiencia única, un yo único, unos recuerdos únicos. El cerebro es coherente.
martes, 5 de octubre de 2010
Las tareas del cerebro
El cerebro está compuesto de múltiples unidades de proceso: cientos de miles de millones de neuronas, millones de columnas neocorticales y decenas de áreas cerebrales que actúan conjuntamente para realizar tareas. Cada tarea se puede descomponer en múltiples subtareas en un proceso sin fin. Las subtareas pueden además combinarse de nuevas formas para dar lugar a novedosos comportamientos que antes no existían.
La primera constatación de este hecho vino de mano de los test de inteligencia. Pronto Alfred Binet y sus colegas se dieron cuenta de que no existe una inteligencia. Así propusieron baterías de pruebas de inteligencia que medían razonamiento espacial, numérico, verbal...
El sentido común parece reforzar la tesis de las tareas del cerebro. Miles de componentes deben de realizar distintas tareas que combinadas den lugar a un comportamiento aparentemente uniforme. En su apoyo vienen los múltiples estudios de daños cerebrales. Daños en distintas áreas producen distintas alteraciones de comportamiento. Y así podemos seguir con la neuroimagen en la que distintas tareas activan distintas áreas cerebrales.
Lo anterior lleva plantearse el problema del lenguaje aplicado a los comportamientos. ¿Qué es ver, o pensar o sentir? Son unas tareas formadas por subtareas que a su vez se pueden dividir hasta atomizar por completo la conducta. Y aunque introduce una gran confusión no parece quedar más remedio que descomponer la conducta si queremos entenderla.
Un par de ejemplos ilustran la pertinencia del debate.
En "El juicio moral puede cambiar influido por imanes." se plantea que juzgamos moralmente a una persona en relación a sus intenciones. Si (mediante la TMS) inhibimos la parte del cerebro que evalúa las intenciones de esta persona, el juicio moral varía y sólo queda atender a las consecuencias del acto realizado.
En "La conciencia. Investigación experimental de Stanislas Dehaene" se pone en evidencia que un estímulo llega a la conciencia después de haber tenido un alto grado de procesamiento previo. Y aún los estudios de Benjamín Libet ponen de manifiesto que tomamos decisiones antes de que estas sean conscientes y que el experimentador puede conocer lo que ha elegido el sujeto antes que el sujeto mismo.
jueves, 23 de septiembre de 2010
Simulación neuronal, realidad virtual y videojuegos
Continuando con la fructífera relación con el blog es-robot de Nuño Pereira he publicado allí el post Simulación neuronal, realidad virtual y videojuegos en el que planteo el estado actual de la simulación neuronal y el problema de cómo y donde enmarcar la simulación neuronal. Os animo a leer el post así como a revisar el interesante blog en el que se plantean problemas teóricos y prácticos de tecnología, inteligencia artificial y robótica
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domingo, 12 de septiembre de 2010
Neurociencia, leyes y tribunales. El detector de mentiras.
Los avances en neurociencia, en concreto en neuroimagen, así como el mayor conocimiento de los estados y procesos mentales comienzan a tener influencia en los tribunales donde el detector de mentiras empieza a llamar a la puerta.
El interés cada día mayor se refleja en los distintos blogs que recogen informaciones al respecto. The Law and Neuroscience Blog ; StanfordLawSchool ; AbaJournal ; Neuroethics & Law Blog ; Wired
La memoria reconstructiva: confabulando el pasado, simulando el futuro y La memoria es un mal testigo son dos excelentes artículos que ponen en duda la fiabilidad de la memoria y por lo tanto la del testigo de un juicio.
"Recordar no es una función completamente independiente y distinta de percibir, imaginar o incluso del pensamiento constructivo, sino que tiene relaciones íntimas con ellos ... El recuerdo que uno tiene de un acontecimiento refleja una mezcla de la información codificada en el momento en que ocurrió, además de inferencias basadas en el conocimiento, expectativas, creencias y actitudes procedentes de otras fuentes."
Grabamos un acontecimiento en nuestra memoria según nuestra situación anímica e intelectual del momento. Destacamos algunos rasgos y acentuamos otros de modo que cuadren mejor con nuestra forma de pensar, modificamos los recuerdos cuando los traemos a la mente, los cambiamos con nuevas informaciones y finalmente los recordamos distintos según el contexto y la forma de ser preguntados. El testimonio es esencial en un juicio y sin embargo sabemos que la probabilidad de que sea erróneo es alta.
El escaner cerebral mediante resonancia funcional magnética fMRI es la joya de la neuroimagen. Permite en esencia saber que áreas del cerebro son más activas durante una determinada tarea. Es lo más próximo a leer la mente que existe. Se puede averiguar dónde ha estado una persona (eligiendo entre pocas localizaciones), en qué objeto pensaba (entre unos pocos) o qué está viendo (algunas letras). Su precisión es tosca y requiere un análisis estadístico porque las distintas imágenes del mismo hecho no coinciden plenamente. En los últimos tiempos se ha planteado como detector de mentiras en los tribunales. Siempre ha sido rechazado, pero el camino está abierto. Además de saber qué áreas se activan en el cerebro ante la presentación de un estímulo (visual, auditivo...) es necesario saber qué significa la activación: ¿reconoce el estímulo?, ¿no lo reconoce?, ¿se sorprende?... El caso más sonado hasta la fecha, el de un juzgado de Tennessee, ha sido seguido por varias publicaciones y blogs: SEED, Wired, El País, Neurologica o Mind Hacks. La conclusión del juez:
los datos no se pueden aceptar... porque no cumplen las directrices de evidencia científica... no obstante, la detección de mentiras basada en fMRI... es una metodología que puede ser considerada admisible en el futuro, después de mejorar las pruebas, el desarrollo y la revisión de expertos para aumentar su nivel.
Un caso adicional de aplicación del fMRI es el de los pacientes en coma o en estado vegetativo persistente. Según la legislación de distintos países, es posible en estos casos retirar el tratamiento que mantiene artificialmente la vida del paciente. Pero, ¿qué ocurre si una de las partes pide un escaner cerebral para demostrar que el paciente está consciente? ¿Cómo se determina la conciencia a través del fMRI? Es el caso que se muestra en Neuroimaging and the Withdrawal of Life-Sustaining Treatment from Patients in Vegetative State
Quizá se pueda avanzar más en la especulación. ¿Y si quedara demostrado que no existe el libre albedrío, que no somos dueños de nuestros actos? Las leyes se basan en nuestra capacidad de elegir, en nuestra responsabilidad. ¿Y si no somos responsables?
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domingo, 9 de mayo de 2010
La conciencia. El problema fácil y el difícil
David Chalmers ha distinguido entre el problema fácil y el problema difícil de la conciencia.
La conciencia es el problema más complejo al que se enfrenta la ciencia y la filosofía. Es una vivencia subjetiva que no podemos dejar de sentir, que con dificultad somos capaces de describir y en absoluto sabemos cómo explicar.
Ser consciente de, darse cuenta de, es su acepción más básica. Tener algo en mente. Otras definiciones se remiten a la anterior. Así, ser consciente de uno mismo (metaconciencia) es darse cuenta de lo que es yo y de lo que es ajeno.
El problema fácil de la conciencia es muy complejo. Consiste en saber los correlatos neurales de la conciencia. Qué ocurre en nuestro cerebro para ser conscientes, qué áreas están involucradas, qué es imprescindible que ocurra y en qué secuencia.
El problema difícil consiste en que no somos capaces siquiera de imaginar cómo una actividad neuronal, física, es capaz de producir fenómenos subjetivos y aparentemente intangibles.
En lo que todo el mundo está de acuerdo es en que la conciencia y los estados mentales son una actividad cerebral. Aunque aquí surge de nuevo la controversia: ¿son los estados mentales producto de la actividad neural? o ¿son los estados mentales los que producen la actividad neural? ¿son la misma cosa o son dos cosas distintas? Me inclino a pensar que son la misma cosa, dos caras de la misma moneda, un símil que aunque no explica nada lo describe bien.
Volviendo a los problemas, cabe la esperanza de que el avance en el problema fácil a través de la neurociencia nos ayude a responder al filosófico problema difícil.
La conciencia es el problema más complejo al que se enfrenta la ciencia y la filosofía. Es una vivencia subjetiva que no podemos dejar de sentir, que con dificultad somos capaces de describir y en absoluto sabemos cómo explicar.
Ser consciente de, darse cuenta de, es su acepción más básica. Tener algo en mente. Otras definiciones se remiten a la anterior. Así, ser consciente de uno mismo (metaconciencia) es darse cuenta de lo que es yo y de lo que es ajeno.
El problema fácil de la conciencia es muy complejo. Consiste en saber los correlatos neurales de la conciencia. Qué ocurre en nuestro cerebro para ser conscientes, qué áreas están involucradas, qué es imprescindible que ocurra y en qué secuencia.
El problema difícil consiste en que no somos capaces siquiera de imaginar cómo una actividad neuronal, física, es capaz de producir fenómenos subjetivos y aparentemente intangibles.
En lo que todo el mundo está de acuerdo es en que la conciencia y los estados mentales son una actividad cerebral. Aunque aquí surge de nuevo la controversia: ¿son los estados mentales producto de la actividad neural? o ¿son los estados mentales los que producen la actividad neural? ¿son la misma cosa o son dos cosas distintas? Me inclino a pensar que son la misma cosa, dos caras de la misma moneda, un símil que aunque no explica nada lo describe bien.
Volviendo a los problemas, cabe la esperanza de que el avance en el problema fácil a través de la neurociencia nos ayude a responder al filosófico problema difícil.
miércoles, 28 de abril de 2010
Sobre la desinhibición sexual
En la soledad del bloguero es reconfortante recibir noticias del exterior, sentirte leído y acompañado.
Pablo es autor del muy personal blog "El rasta que especula" dedicado a ciencias de la vida y neurociencia. Respondió al reclamo "Sinapsis busca colaboraciones" y acordamos intercambiar post en nuestros blogs. Es simpático saber que para saltar el Atlántico sin abandonar el castellano basta con hacer clic,"Como transformar monjas en ninfómanas bisexuales" es el provocativo título del divertido, documentado e ilustrado post al que me voy a referir. La imagen de arriba está sacada de su blog, pero aseguro que las hay más jugosas. Por algún tipo de reserva doy a mis entradas un carácter serio e impersonal que trata de ahondar en la técnica, el conocimiento, el pensamiento o la noticia. Distinto es lo que hace Pablo en su entrada. Si además se trata de sexo, la mesa está servida.
"...la corteza temporal y la amígdala (no la de la garganta, la del cerebro) participan de procesos que tienen que ver con la inhibición sexual y el miedo. Una persona con una lesión en esta zona del cerebro puede generar hípersexualidad (ninfomanía o satirismo en el caso de los hombres). No se a ustedes pero a mi me parece muy interesante que exista una zona del cerebro especialmente encargada de inhibir las conductas sexuales..."
El sistema nervioso es un sofisticado conjunto de excitaciones e inhibiciones. Ambas son necesarias para el equilibrio.
Los casos de epilepsia son clásicos en el estudio de las funciones cerebrales. La pregunta es: ¿qué ocurre si un paciente tiene un foco epiléptico en un área destinada a la inhibición de las conductas sexuales y hay que extirpar parte del área para reducir los episodios epilépticos? La respuesta: que escribe o toca la guitarra compulsivamente .
En la entrada se analizan varios casos con consecuencias incluso judiciales que no tienen desperdicio.
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miércoles, 7 de abril de 2010
Identificarse con
Facultad que nos permite considerar al otro como igual a nosotros.
La identificación con el otro es esencial para crear vínculos que nos unen formando grupos humanos.
La empatía es la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro (rae)
La negación para identificarnos con el otro están en la base de las guerras. Puedo matarlo porque no es como yo.
Los problemas de empatía están presentes en las conductas psicópatas. El psicópata se muestra indiferente ante el dolor del otro.
Nos identificamos con mayor facilidad con aquello que más se nos parece.
En humanos con aquellos que tienen nuestra misma raza, lengua, propósitos...
Nos identificamos más con los animales más próximos a nosotros en la escala evolutiva. Basta ver como la jaula de los monos en el zoo siempre tiene visitantes. Esos casi humanos son una caricatura de nosotros mismos.
La identificación con animales presenta problemas éticos en la investigación. Desde luego hay problemas prácticos y económicos relevantes, nadie experimenta con elefantes. Una mosca es más barata, se clona con más facilidad y se reproduce con más rapidez que un mono. Pero además no nos identificamos con ella. Y con un mono sí. Y algo menos con un perro o con un gato. Hay en marcha proyectos para la limitación de experimentación animal con grandes simios por motivos éticos. No se plantea con moscas. El problema adicional es que determinada investigación solo puede hacerse con animales próximos. Así, parece que un chimpancé es mejor para estudiar el lenguaje que un gusano.
La identificación con objetos también ocurre. Por ejemplo con la muñecas. También con los robots humanoides Aquí se da un curioso fenómeno llamado "the uncanny valley". Básicamente consiste en que humanoides muy parecidos pueden generar gran repulsión.
La identificación con el otro es esencial para crear vínculos que nos unen formando grupos humanos.
La empatía es la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro (rae)
La negación para identificarnos con el otro están en la base de las guerras. Puedo matarlo porque no es como yo.
Los problemas de empatía están presentes en las conductas psicópatas. El psicópata se muestra indiferente ante el dolor del otro.
Nos identificamos con mayor facilidad con aquello que más se nos parece.
En humanos con aquellos que tienen nuestra misma raza, lengua, propósitos...
Nos identificamos más con los animales más próximos a nosotros en la escala evolutiva. Basta ver como la jaula de los monos en el zoo siempre tiene visitantes. Esos casi humanos son una caricatura de nosotros mismos.
La identificación con animales presenta problemas éticos en la investigación. Desde luego hay problemas prácticos y económicos relevantes, nadie experimenta con elefantes. Una mosca es más barata, se clona con más facilidad y se reproduce con más rapidez que un mono. Pero además no nos identificamos con ella. Y con un mono sí. Y algo menos con un perro o con un gato. Hay en marcha proyectos para la limitación de experimentación animal con grandes simios por motivos éticos. No se plantea con moscas. El problema adicional es que determinada investigación solo puede hacerse con animales próximos. Así, parece que un chimpancé es mejor para estudiar el lenguaje que un gusano.
La identificación con objetos también ocurre. Por ejemplo con la muñecas. También con los robots humanoides Aquí se da un curioso fenómeno llamado "the uncanny valley". Básicamente consiste en que humanoides muy parecidos pueden generar gran repulsión.
lunes, 22 de febrero de 2010
La conciencia. Investigación experimental de Stanislas Dehaene
La conciencia es el estado mental más esquivo. Todos tenemos un idea de qué significa ser consciente, pero sólo definir la conciencia ya resulta complicado.
El grupo de científicos franceses dirigido por Stanislas Dehaene ha intentado la valiente tarea de investigar experimentalmente la conciencia. Presento aquí un artículo científico de PLoS Biology con los resultados de la experimentación así como una magnífica charla en EDGE (dado que él es francés, su inglés es bastante comprensible. Además incluyó una transcripción de la charla y una traducción por ordenador al español).
Considera en primer lugar que la conciencia no requiere un material especial con el que investigar, sino que los principios comunes de la ciencia son aplicables. También descarta que cada célula tenga algo de conciencia y que cuantas más células, más conciencia.
Reduce (y este es uno de los mayores aciertos) la conciencia a una forma simple: estar alerta de, estar al tanto de, ser consciente de. Deliberadamente rechaza estudiar otros aspectos más complejos como ser consciente de mí mismo o del YO o una metaconciencia reflexiva del estilo de sé que sé. No descarta estos aspectos porque no existan sino que los deja a otras investigaciones.
Más concretamente habla sobre lo que llega a la conciencia. Estamos bombardeados por estímulos y sólo algunos tienen acceso a la conciencia. Muchos no alcanzan el umbral y se quedan en estímulos subliminales.
El experimento es ingenioso y merece la pena describirlo en detalle.
Se presenta una palabra durante 29 milésimas de segundo. A pesar del cortísimo tiempo de exposición, el sujeto percibe la palabra perfectamente. El estímulo tiene la duración e intensidad necesarias para ser consciente. Sin embargo, si presentamos una máscara (una secuencia de caracteres) en el mismo lugar inmediatamente después de la palabra, esta deja de verse. El fenómeno se llama enmascaramiento. El retraso entre la palabra y la máscara debe ser menor de 50ms. Si es menor, la palabra no se ve. Si es mayor, la palabra se ve. De este modo que ya tenemos un modelo experimental para presentar estímulos visuales en la conciencia o no hacerlo.
Realiza los experimentos con un grupo de 10 pacientes epilépticos a los que en el proceso de identificación de su foco epiléptico se les han implantado electrodos intracraneales. Los pacientes están despiertos y conscientes. Se implantan un total de 176 electrodos y cada paciente realiza 548 pruebas en una mezcla de palabras con o sin máscara. Esta es una medida directa en comparación con fMRI.
La respuesta inicial es la misma. Se activan principalmente áreas visuales. Sin embargo, después de 300ms (es decir, mucho después de retirado el estímulo) las diferencias son notables. El estímulo no consciente decae. Las palabras conscientes elicitan una respuesta más prolongada, más dispersa (con conexiones cerebrales a larga distancia), afectando a áreas parietales y prefrontales, y más coordinada entre todas las áreas involucradas. A su vez la actividad se amplifica reververando automantenida en el cerebro.
El su charla, Stanislas Dehaene hace un interpretación más allá de los datos experimentales.
Sí hay un proceso subliminal. Las palabras no conscientes sí producen actividad cortical. En algunas pruebas los sujetos aciertan más de lo que se puede considerar casual aunque claramente menos que con las palabras conscientes.
No hay un "lugar" de la conciencia. La conciencia es la actividad coordinada de distintas áreas cerebrales. Aquí introduce el concepto de espacio de trabajo global. Mediante este espacio de trabajo global las distintas áreas pueden compartir la información. Se propaga de abajo arriba y se amplifica de arriba abajo. De este modo podemos hacer muchas cosas con la información. Mantenerla accesible durante más tiempo y realizar procesos secuenciales de pensamiento en los que el output de un proceso pasa a ser el input del siguiente proceso (lo que no puede realizarse con la información subliminal o inconsciente).
Por último establece pruebas sencillas para diferenciar distintos estados de coma distinguiendo entre los pacientes inconscientes de aquellos conscientes que no pueden expresarse (síndrome locked-in).
El grupo de científicos franceses dirigido por Stanislas Dehaene ha intentado la valiente tarea de investigar experimentalmente la conciencia. Presento aquí un artículo científico de PLoS Biology con los resultados de la experimentación así como una magnífica charla en EDGE (dado que él es francés, su inglés es bastante comprensible. Además incluyó una transcripción de la charla y una traducción por ordenador al español).
Considera en primer lugar que la conciencia no requiere un material especial con el que investigar, sino que los principios comunes de la ciencia son aplicables. También descarta que cada célula tenga algo de conciencia y que cuantas más células, más conciencia.
Reduce (y este es uno de los mayores aciertos) la conciencia a una forma simple: estar alerta de, estar al tanto de, ser consciente de. Deliberadamente rechaza estudiar otros aspectos más complejos como ser consciente de mí mismo o del YO o una metaconciencia reflexiva del estilo de sé que sé. No descarta estos aspectos porque no existan sino que los deja a otras investigaciones.
Más concretamente habla sobre lo que llega a la conciencia. Estamos bombardeados por estímulos y sólo algunos tienen acceso a la conciencia. Muchos no alcanzan el umbral y se quedan en estímulos subliminales.
El experimento es ingenioso y merece la pena describirlo en detalle.
Se presenta una palabra durante 29 milésimas de segundo. A pesar del cortísimo tiempo de exposición, el sujeto percibe la palabra perfectamente. El estímulo tiene la duración e intensidad necesarias para ser consciente. Sin embargo, si presentamos una máscara (una secuencia de caracteres) en el mismo lugar inmediatamente después de la palabra, esta deja de verse. El fenómeno se llama enmascaramiento. El retraso entre la palabra y la máscara debe ser menor de 50ms. Si es menor, la palabra no se ve. Si es mayor, la palabra se ve. De este modo que ya tenemos un modelo experimental para presentar estímulos visuales en la conciencia o no hacerlo.
Realiza los experimentos con un grupo de 10 pacientes epilépticos a los que en el proceso de identificación de su foco epiléptico se les han implantado electrodos intracraneales. Los pacientes están despiertos y conscientes. Se implantan un total de 176 electrodos y cada paciente realiza 548 pruebas en una mezcla de palabras con o sin máscara. Esta es una medida directa en comparación con fMRI.
La respuesta inicial es la misma. Se activan principalmente áreas visuales. Sin embargo, después de 300ms (es decir, mucho después de retirado el estímulo) las diferencias son notables. El estímulo no consciente decae. Las palabras conscientes elicitan una respuesta más prolongada, más dispersa (con conexiones cerebrales a larga distancia), afectando a áreas parietales y prefrontales, y más coordinada entre todas las áreas involucradas. A su vez la actividad se amplifica reververando automantenida en el cerebro.
Procesamiento inconsciente
Procesamiento consciente
¿Qué significado tiene esto?El su charla, Stanislas Dehaene hace un interpretación más allá de los datos experimentales.
Sí hay un proceso subliminal. Las palabras no conscientes sí producen actividad cortical. En algunas pruebas los sujetos aciertan más de lo que se puede considerar casual aunque claramente menos que con las palabras conscientes.
No hay un "lugar" de la conciencia. La conciencia es la actividad coordinada de distintas áreas cerebrales. Aquí introduce el concepto de espacio de trabajo global. Mediante este espacio de trabajo global las distintas áreas pueden compartir la información. Se propaga de abajo arriba y se amplifica de arriba abajo. De este modo podemos hacer muchas cosas con la información. Mantenerla accesible durante más tiempo y realizar procesos secuenciales de pensamiento en los que el output de un proceso pasa a ser el input del siguiente proceso (lo que no puede realizarse con la información subliminal o inconsciente).
Por último establece pruebas sencillas para diferenciar distintos estados de coma distinguiendo entre los pacientes inconscientes de aquellos conscientes que no pueden expresarse (síndrome locked-in).
Transcripción en Inglés y en Castellano.
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