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lunes, 6 de abril de 2015

Si copiasen nuestro cerebro y lo pusiesen en un clon ¿seguiríamos siendo nosotros?

Me siento siempre yo. El mismo yo. Cambio pero no en esencia. Si se realiza una copia de mi mente ¿sigo siendo yo? ¿hay más de un yo?



El yo es la esencia de la conciencia. Soy yo desde que nací. Es cierto, he cambiado, pero básicamente soy el mismo. Solo hay un yo. No hay otro como yo. Y no hay dos yo dentro de mí. El yo es único y es constante en el tiempo. A su vez la distinción entre yo y el mundo es nítida, una frontera clara.
El yo es un concepto psicológico fundamental. Cuando el yo se rompe, la enfermedad mental es devastadora. En la esquizofrenia, los sujetos no tienen claro si son el mismo yo de siempre. Sienten que algo esencial ha cambiado. A su vez se ven influidos por el exterior, oyen voces que les condicionan y obligan. La experiencia es siempre aterradora. Lo más esencial se hunde y no hay a qué agarrarse. Están enajenados, alienados, no son yo, son otro.
Si analizamos bien el yo, veremos que es una ilusión. Una ilusión que el cerebro necesita. Un conjunto de procesos mentales separados que parecen otorgar una unidad a la conciencia, a mí mismo.
¿Es continuo el yo? Es antigua pregunta filosófica que se puede actualizar con las nuevas tecnologías.

¿Soy siempre yo?


Cuando duermo y despierto ¿soy el mismo yo? ¿hay una continuidad? La apariencia es que hay una ruptura. Y podríamos pensar que una persona se duerme y otra distinta se despierta. Sin embargo, es claro que la continuidad está en el cerebro, no en la conciencia. El cerebro se mantiene, la continuidad física existe, aunque la mental se pierda (aunque poco sabemos del sueño y deberíamos considerarlo un estado especial de conciencia).
Con el paso del tiempo ¿sigo siendo yo? La pregunta puede referirse a cualquier cosa. La formularon los filósofos griegos en el llamado barco de Teseo o paradoja de Teseo. Si una vela se rompe en el barco de Teseo y se reemplaza por otra nueva, deberíamos seguir considerándolo el mismo barco ¿no? Y si con el tiempo hemos cambiado todas sus partes ¿seguirá siendo el barco de Teseo? En el caso humano comer significa, entre otras cosas, aportar sustancias que reemplazan a las deterioradas. Cada ciertos años hemos cambiado todo nuestro cuerpo. ¿Seguimos siendo nosotros mismos? El filósofo griego Heráclito postuló que no. "Nada es, todo fluye". No podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque ni nosotros ni el río somos ya los mismos.
El ejemplo tecnológico más usado para cuestionar la continuidad del yo es el famoso transportador de la nave Enterprise en Star Trek. Un individuo se introduce en una cabina, desaparece y aparece en otro lugar. En la ficción la continuidad se mantiene. El mismo yo en otro sitio.

Copias y originales


Supongamos que los átomos se destruyen en el origen y se crean en el destino. ¿Hemos muerto y revivido? En ese caso, ¿no se trata de una copia y la destrucción del original? Y si es así, ¿se podría mantener el original y la copia? Entonces ¿quién es yo?
El problema de la copia y el original casi ha pasado a ser inexistente en el mundo digital. ¿Qué es un original? Si dos copias son idénticas ¿cuál es la buena? Y si tenemos dos clones de las misma persona ¿cuál es el original? Me temo que tendremos que admitir que son dos seres distintos y ninguno tiene más derechos que el otro.
En el proceso de datos de las grandes empresas, los servidores son críticos y no pueden detenerse. Para evitarlo se usan herramientas de "Alta Disponibilidad" ¿En qué consisten?
En un primer momento se usaron las cintas. El servidor se paraba, se realizaba una copia de los datos, esta copia se enviaba a otro centro y el servidor se rearrancaba. Es importante considerar varios puntos. Hay que parar el servidor o hacer un foto fija de él, un snapshot. En cuanto el servidor reanuda su actividad, la copia está desactualizada. Si se restaura la copia en otro servidor, tenemos dos copias activas, dos ordenadores distintos que pretenden ser el mismo.
Los métodos de respaldo han mejorado mucho, pero los problemas básicos son los mismos. Puedo realizar una copia cada segundo, pero siempre estará un segundo desactualizada. Si arranco los dos ordenadores, tengo que resolver el problema de identidad ya que los ordenadores clientes pueden dirigirse por error a la copia y no al original.
"El problema de la copia y el original casi ha pasado a ser inexistente en el mundo digital"
¿Es todo esto distinto del transportador del Enterprise? No, en esencia el problema es el mismo. Pero vayamos un poco más allá.
¿Podremos descargar un cerebro y cargarlo en otro? La respuesta es no. Aquí el problema es otro. No hay hardware ni software en el cerebro. El cerebro no es un hardware en el que cargo la experiencia vital que es el software. El cableado del cerebro es la experiencia. El harware lo es todo. De forma que un cerebro no está vacío. Trasplantar la experiencia de un cerebro a otro es recrear el cerebro por completo.
Si algún día podemos simular el cerebro, ¿podremos descargar el cerebro y cargarlo en un ordenador? En este caso la situación cambia. Si fuéramos capaces es porque el ordenador sería igual funcionalmente aunque materialmente distinto. Supongamos que podemos. ¿ Tendríamos dos yos? El problema es muy parecido a las copias de seguridad de los servidores. Serían dos yos distintos, uno biológico y otro digital y, a menos que pudiéramos controlar la copia continua, el yo digital reclamaría su existencia y comenzaría a ser autónomo. Quizá nos dijera, "no hagáis caso de ese cerebro biológico, yo soy el auténtico yo".
Naturalmente esto plantea el tema de la inmortalidad. Trasplantar el cerebro y sus vivencias a un cuerpo nuevo o a un ser digital. O a un ser híbrido, un cyborg. Entonces, ¿seguiría manteniendo la ilusión del yo? ¿Seguiría siendo yo?

domingo, 24 de abril de 2011

El cerebro como simulador (Brain as a simulator)

¿Es posible simular el cerebro? Se trata de una pregunta fundamental que, con el avance de la neurociencia y de la computación, nos formulamos en la actualidad. La consideración inversa, la del cerebro como un simulador puede orientar la respuesta.
Varias objeciones se argumentan para concluir que el cerebro no puede simularse. Una es un tema de tamaño y conocimiento. Necesitamos ordenadores mucho más grandes de los que tenemos para simular el cerebro. Es un asunto de tiempo. Necesitamos un conocimiento muy superior del cerebro y su funcionamiento. Es también un asunto de tiempo. De los dos problemas, el tamaño del ordenador y el conocimiento del  cerebro, estamos hoy mucho más lejos de resolver el segundo (el funcionamiento del cerebro) que el primero (el tamaño del ordenador).
Mientras esto ocurre, podemos plantearnos filosóficamente si es posible la simulación.
El Ajedrecista de Leonardo Torres Quevedo
El resultado de una simulación no es la cosa en sí, es solo una simulación. Si simulo en un ordenador la reacción física de la formación del agua a través de sus componentes, hidrógeno y oxígeno, no obtengo agua, de la misma forma que al principio no tenía hidrógeno ni oxígeno. Si simulo una piedra no obtengo una piedra. Si simulo un pájaro, no obtengo un pájaro. Si simulo un cerebro no obtengo un cerebro.
Pero ¿alguien quiere obtener un cerebro con sus neuronas y sus vasos sanguíneos, con su peso y su volumen? Evidentemente no. Lo que queremos es obtener el comportamiento del cerebro. Simular su comportamiento. Eso sí, con todas sus características, estados mentales y conciencia incluidas ya que de otra forma no estaríamos simulando un cerebro. Queremos también que interaccione con el mundo, algo que ya hemos conseguido en pequeña escala. En efecto, mediante los interfaces cerebro máquina BCI, podemos conectar una cámara tanto a un nervio óptico como a un ordenador y también podemos conectar un brazo robótico tanto a un nervio motor como a un ordenador. El interfaz es posible.
Quizá nos ayude pensar sobre qué hace un cerebro.
Por un lado realiza actos reflejos (en realidad son otras partes del sistema nervioso como la médula espinal). Tan solo 4 neuronas intervienen en el reflejo de extensión de la pierna. Interconectar dichas neuronas con elementos electromecánicos puede suponer un problema técnico pero no parece que tenga una trascendencia filosófica.
¿Qué otra cosa hace el cerebro? Simular. El cerebro es un simulador. De acuerdo con la filosofía clásica y con la evidencia científica, las ideas son representaciones del mundo exterior. Son simulaciones. Y las operaciones mentales como juzgar o planificar son simulaciones del comportamiento del mundo tanto exterior como de nuestro comportamiento. Simulamos la trayectoria del coche que nos puede atropellar y reaccionamos. El cerebro simula el mundo.
Sensorama: simulador de moto. 1962
No pensemos en un ordenador que simule el cerebro. Pensemos, al revés, un cerebro que simule un ordenador. ¿Es posible? Sin duda, sí. La persona que diseña ordenadores tiene un cerebro que simula su comportamiento. ¿Y si hablamos de un simulador de vuelo? Ambos, el cerebro y el programa son simuladores. El piloto es un simulador de vuelo. Su cerebro simula lo que ocurrirá si realiza una acción determinada y de forma análoga un programa de simulación lo hace.
En relación al nivel de detalle de la simulación, este debe de ser adecuado a nuestros propósitos. Un simulador de vuelo no simula los tornillos, sino los elementos relevantes como el perfil del ala. Del mismo modo, una simulación del cerebro no necesita simular los vasos sanguíneos, le basta con simular el comportamiento neuronal.
Ya en 1950 Turing estableció que el hecho de que tanto cerebro como ordenador usen electricidad no es relevante. En su época, coexistían ordenadores mecánicos y eléctricos equivalentes. "...puesto que todas las computadoras digitales son equivalentes en cierto sentido (a las mecánicas), observamos que el uso de la electricidad no puede tener importancia teórica.() Si realmente deseamos encontrar tales semejanzas, deberíamos buscar analogías matemáticas en el funcionamiento." Leornardo Torres Quevedo diseñó en 1912 El Ajedrecista, un autómata analógico que daba mate con rey torre, equivalente a los programas informáticos posteriores. En términos informáticos un simulador es también un equipo (en general más barato o más moderno) que puede simular el comportamiento de otro equipo, es decir, un ordenador que simula a otro.
De modo que tenemos dos simuladores: el cerebro y el ordenador. ¿Es posible trasladar la simulación del mundo que hace un cerebro de un sustrato al otro, de la biología al silicio? Conceptualmente sí. Técnicamente aún queda tiempo.

domingo, 20 de febrero de 2011

¿Existe el libre albedrío? Cuando tomas una decisión ¿podrías haber hecho algo distinto? Resultados de la encuesta

En la encuesta ¿Existe el libre albedrío? Cuando tomas una decisión ¿podrías haber hecho algo distinto? habéis respondido 44 personas.
Para eliminar la ambigüedad en lo posible, la pregunta incorpora la definición del filósofo John Searle que describe el libre albedrío como la creencia de que 
" a menudo podríamos haber hecho algo distinto de lo que hicimos"
El resultado es claro. Dos de cada tres participantes opináis que SÍ existe el libre albedrío.
También es notable que una de cada tres personas que habéis respondido opináis que NO existe.
Gracias por vuestra participación. 

Resultados de la encuesta



Entrada relacionada: Libre albedrío

domingo, 30 de enero de 2011

Libre albedrío

¿Existe el libre albedrío, la libre elección o lo que los anglosajones llaman free will?
El libre albedrío constituye uno de los problemas más antiguos de la filosofía y aún hoy es más un terreno para la especulación que para la certeza. Comenzaré con mis conclusiones.
  • Nos sentimos libres. Esto no es modificable.
  • Las implicaciones de la no existencia del libre albedrío son difícilmente asumibles por la sociedad.
  • La neurociencia ayuda, pero no da una respuesta. El experimento de Libet no es concluyente.
  • El libre albedrío no existe.
  • Es un problema del dominio de la filosofía.
El filósofo John Searle describe el libre albedrío como la creencia de que 
" a menudo podríamos haber hecho algo distinto de lo que hicimos"
Spinoza 
"Las decisiones de la mente no son nada salvo deseos, que varían según varias disposiciones puntuales".
"No hay en la mente un absoluto libre albedrío, sino que la mente es determinada por el desear esto o aquello, por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa, y así hasta el infinito."
"Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la esperanza."
Arthur Schopenhauer 
"Tu puedes hacer lo que siempre haces, pero en algún momento de tu vida, sólo podrás hacer una actividad definida, y no podrás hacer absolutamente nada que no sea esta actividad."
Génesis 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás
Nos sentimos libres. Esto no es modificable.
Estamos construídos así. La experiencia subjetiva de libertad es consustancial al ser humano. Ningún razonamiento podrá cambiarnos. Aunque nos pensemos determinados, nos sentiremos libres.
Tambien creemos conocer los límites de nuestra libertad. No puedo volar. Y siento una coacción para no realizar muchos actos: deliquir, no asistir al trabajo o decir algo inconveniente.
Las implicaciones de la no existencia del libre albedrío son difícilmente asumibles por la sociedad.
La religión cristiana, la legislación y nuestra sociedad están basadas en el principio de responsabilidad que a su vez implica libertad. El sujeto es libre de elegir entre el bien y el mal y será recompensado por lo primero y castigado por lo segundo.
Si no existe el libre albedrío, ¿Significa que no hay moral? ¿Cómo podemos hablar de decisiones correctas o equivocadas? ¿Cómo podemos castigar a alguien si no es responsable de sus actos? ¿No sería como castigar a alguien por hacer algo mientras le apuntabamos con una pistola a la cabeza?
En un reciente estudio se formaron dos grupos de personas. Al primero se les leyó una frase que negaba el libre albedrío, al segundo una frase neutra. Después se les pidió que resolvieran unos problemas que les presentaba un ordenador y se les comunicó que el programa tenía un error y que era posible que la respuesta apareciera en pantalla. En este caso, debería pasar a la siguiente sin responder. El grupo que escuchó la frase contraria al libre albedrío hizo trampa de forma muy significativa.
Esto parece indicar que es mejor no hablar del tema, que pensemos lo que pensemos, comunicarlo puede ser dañino.
Dado que nuestro cerebro está predispuesto para el libre albedrío, son pocos, incluso entre científicos materialistas atéos, los que lo niegan. Hasta el propio Libet lo dice:
El proceso de volición se inicia inconscientemente. Pero la función consciente aún controla la acción; puede vetar el acto. Por lo tanto el libre albedrío no puede excluirse
La neurociencia ayuda, pero no da una respuesta. Libet no es concluyente.
Benjamín Libet realizó un experimento (pdf) en 1983 que ha venido a considerarse una de las principales negaciones del libre albedrío. Se pidió a los sujetos que movieran cuando quisieran una mano, cuyo acto muscular era registrado por un electromiograma EMG. Se registró también el momento en el que la señal cerebral se producía con un electroencefalograma EEG. Y se pidió a los sujetos que estimaran en qué momento habían tomado su decisión. La secuencia de acontecimientos resultante fue: el EEG muestra el inicio de la acción motora. 300ms después el sujeto es consciente de la decisión. 200ms después el músculo se mueve. Este experimento parece decir que primero decidimos inconscientemente y después tomamos conciencia de lo decidido.
Experimento de Libet. El plan motor RP aparece 350ms antes que el deseo consciente W
Otros experimentos van en la misma línea. John-Dylan Haynes utilizó un escaner fMRI. Sus resultados muestran de nuevo que la parte inconsciente de la decisión precede a la toma de conciencia de la misma. Aunque esta vez por varios segundos y se puede predecir. Álvaro Pascual-Leone preguntó a los sujetos qué mano querían mover. Aplicando un campo magnético (Estimulación Transcraneal Magnética TMS), en un hemisferio cerebral, conseguían que el sujeto moviera la mano contraria (controlada por el hemisferio estimulado). Lo sorprendente del caso es que los sujetos reportaban haber elegido libremente en todos los casos pese a que habían sido determinados externamente por el experimentador.
¿Prueban estos experimentos que el libre albedrío no existe? No, en mi opinión. Muestran que la toma de decisiones es un proceso complejo en la que hay elementos conscientes e inconscientes. Indican con claridad que la mente y el cerebro son la misma cosa y que responden a causas físicas como cualquier otro ser en el universo. Por otra parte, se refieren a decisiones simples. Casarse o comprar un piso son decisiones en las que median muchos pensamientos conscientes en un largo feedback. No son concluyentes y sacan el problema del ámbito de la neurociencia aunque indican una dirección clara.

El libre albedrío no existe.
Desde luego es una opinón. Como he dicho, choca contra la experiencia subjetiva. Pero los argumemtos racionales me llevan a sostenerla.
¿Qué es el libre albedrío? Una supuesta entidad inmaterial, consciente, primera causa (o causa incausada) que actúa al margen de las leyes materiales que gobiernan el mundo. Algo así como un yo independiente dentro de mí mismo. Una especie de centro de control que evalúa los datos, toma decisiones y manda al cuerpo actuar. "El fantasma de la máquina"
A mi entender lo anterior es claramente falso. Somos nuestro cerebro que a su vez es una entidad material que se rige por las leyes de la naturaleza. Como todo sistema natural, si conocemos por completo su estado actual y las variables que sobre él influyen podemos predecir su estado futuro.
Se ha hablado de la indeterminación de la mecánica cuántica como soporte del libre albedrío. Pero la mecánica cúantica se circunscribe a la microescala, a lo atómico.
La manzana no es libre de caer y el cerebro no es libre de decidir. Llamamos libertad al desconocimiento de todas las causas que influyen en un sistema complejo como es el cerebro. El libre albedrío es una ilusión.
Es un problema del dominio de la filosofía.
La propia idea de libre elección es complicada. Si es motivada, es en alguna medida causada, determinada. Y no puede ser azarosa (estocástica) o casual. En este caso hablaríamos de albedrío casual, no libre.
Así, el problema se adentra en el mundo de la filosofía donde siempre ha residido y bordea el de la física. El determinismo causal y el azar.
"El determinismo fuerte sostiene que no existen sucesos genuinamente aleatorios o azarosos, y en general el futuro es potencialmente predecible a partir del presente (aunque lógicamente predictibilidad y determinación son independientes, ya que la primera requiere además cierto tipo de conocimiento de las condiciones iniciales)."
"El determinismo fuerte en las ciencias naturales, en general es sinónimo de determinismo cosmológico, que afirma que el universo se rige por unas leyes físicas inquebrantables (incluso nosotros) por tanto, todo lo que acontece sucede así porque nunca podría haber sucedido de otra manera."

Una teoría incorrecta puede servir, si nos proporciona una aproximación suficiente, dentro de su ámbito de aplicación. De hecho, la mecánica clásica se sigue utilizando siempre que no descendamos al mundo subatómico, aceleremos hasta velocidades relativistas, o nos acerquemos demasiado a enormes masas.
Una última reflexión: independientemente de que el mundo subatómico sea determinista o no, el mundo macroscópico sí lo es. Siguendo con las metáforas de los dados, el resultado de un lanzamiento es impredecible. Sólo podemos decir que la probabilidad de cada uno de los 6 resultados posibles, es de 1/6. Pero si lanzamos 6 billones de dados, podemos asegurar que cada uno de los 6 resultados posibles, aparecerá en aproximadamente un billón de dados.

Obviamente, nunca podremos conocer el estado del universo con tanto detalle, y a día de hoy, ni conocemos todas las leyes que lo rigen, con total exactitud (y podríamos discutir si podríamos conseguirlo o no, pero eso es otra historia), por lo que habrá muchos efectos que no podemos predecir. Y a eso lo llamamos azar.
Aunque si preguntamos a un físico por el libre alberío puede decirnos:
Sin embargo, todo eso no nos explica por qué usted y yo parecemos tener esa cosa llamada libre albedrío y una piedra, en cambio, no. Por lo que respecta a cuestiones como el libre albedrío y la conciencia, la física simplemente no tiene respuestas.

Enlaces
On free will. Excelente serie de Mano Singham

Dado lo intenso del tema, una secuencia de la insustituible "Amanece que no es poco" de José Luis Cuerda donde todos somos contingentes, pero solo el Alcalde es necesario, puede ayudar a relajar la mente.