lunes, 13 de abril de 2015

Individualidad de gemelos idénticos

Los gemelos son esenciales para comprender la influencia de la herencia y el ambiente en el desarrollo. Un estudio con ratones ha mostrado cómo con la experiencia se modifica el cerebro. Los animales, genéticamente idénticos, nacen iguales pero pronto se van diferenciando. Es la emergencia de la individualidad.



Francis Galton acuñó el término nature and nurture para explicar los efectos de la herencia y el ambiente. Desde entonces el debate continúa de forma fructífera.
Para cada rasgo de un ser vivo, ¿en qué medida influye el ambiente y en qué medida influyen los genes? En los extremos las cosas están claras: por muy buena alimentación que tengamos, nadie puede medir cuatro metros. Así mismo, si alguien no oye nunca hablar, no aprenderá el lenguaje. Necesitamos una dotación genética y un ambiente en el que desarrollarnos.
Galton fue también pionero en los estudios con gemelos. Si podemos controlar una de las variables, podremos estudiar la influencia de las otras. Dos gemelos tienen idéntica dotación genética. Podemos, por tanto, atribuir las diferencias entre ellos a los factores ambientales.
Los gemelos humanos son una fantástica fuente de información. Pero también los gemelos de otros animales. En concreto, lo son las cepas de ratones. Si disponemos de una cepa de ratones idénticos, podemos descartar los efectos de la genética. Las cepas de ratones genéticamente idénticos se han convertido en un instrumento imprescindible en la investigación. ¿Cómo se consiguen?
La forma de lograr una cepa de ratones genéticamente idénticos es cruzarlos hermano con hermana durante generaciones. Con más de 20 generaciones de apareamiento de hermanos se consigue una cepa en la que prácticamente todos los genes son iguales. Cuando los cruces alcanzan las 150 generaciones, se consideran 100% homocigóticos. Los ratones se aparean en auténticas fábricas. Existen más de 450 cepas de ratón y 230 de rata.
La primera parte del desarrollo de un ser vivo es independiente de la actividad. Es decir, los genes se expresan de forma automática. Alcanzada una cierta madurez, en el caso de los mamíferos aún sin haber nacido, el desarrollo sigue mediado por los genes pero también por la actividad. Es decir, desde muy pronto, el ambiente empieza a influir.
En el presente estudio, los científicos pusieron a un grupo de ratones genéticamente idénticos en una jaula con todo tipo de atractivos. Los ratones se movían libremente y podían jugar con múltiples juguetes. Los ratones tenían una etiqueta de radiofrecuencia RFID de modo que todos sus movimientos fueron grabados.
Incluso en gemelos idénticos criados juntos, hay siempre diferencias observables que reflejan la influencia de las respuestas individuales. Estas diferencias se manifiestan en el desarrollo neuronal del cerebro.
40 ratones idénticos criados juntos manifestaron conductas que iban divergiendo con el tiempo. Unos exploraban más y otros menos. Existe un área del cerebro llamada hipocampo donde se forman nuevas neuronas de adulto, la llamada neurogénesis. Los resultados mostraron que los ratones más activos tenían una mayor neurogénesis.
A pesar de un entorno común y genes idénticos, los ratones mostraron patrones de comportamiento altamente individualizados, reaccionando a su entorno de manera diferente.
Estas discrepancias se asociaron con diferencias en la generación de nuevas neuronas en el hipocampo, una región del cerebro que apoya el aprendizaje y la memoria.
Los resultados sugieren que la experiencia influye en el envejecimiento de la mente humana, que un ambiente enriquecido fomenta el desarrollo de la individualidad
Estos resultados son compatibles con los del famoso estudio de los taxistas de Londres: obligados a conocer todas las calles de su ciudad, los taxistas tienen un hipocampo más grande de lo habitual.
Quizá algún día acabemos de resolver la ecuación herencia-ambiente. El uso de gemelos es una herramienta esencial.

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