El Cloud o computación en la nube es el nuevo modelo de relación entre proveedores y clientes. El pago por uso es preferido sobre la compra con una frecuencia creciente. Los servicios en la nube de infraestructura, plataforma y software han entrado con fuerza en la informática empresarial. En la cúspide está Watson, la cognición como servicio.
Pago por uso
Un bien muy costoso solo puede ser compartido. Es el caso de los aviones en el que solo los millonarios pueden poseer uno mientras que el resto pagamos por usarlo. Siguiendo con el transporte, el automóvil es una opción mixta: muchas personas poseen un automóvil, pero otras prefieren el transporte público como bus o metro, el uso de un automóvil público como el taxi o el alquiler puntual de un automóvil. Cada opción tiene sus ventajas e inconvenientes. Rara vez la posesión es ventajosa económicamente: el coste de amortizar un coche equivale a tomar centenares de taxis. El vehículo de alquiler no necesita ni mantenimiento ni atención y puedo usarlo en cualquier ciudad a la que viaje.
En la informática de consumo está comenzando a suceder lo mismo. El terminal es propiedad del usuario, sea éste un PC o un smartphone. Determinados productos como la música o las películas están pasando al pago por uso. Las ventajas son evidentes. Escucho la canción que quiero cuando quiero sin necesidad de comprarla, bajarla, almacenarla, ordenarla, hacer copias de seguridad y demás.
Un último ejemplo es el almacenamiento en la nube. Es lo más cercano al cloud entre los consumidores. En lugar de (o además de) tener un disco duro en el que almaceno mis contenidos, tengo un almacenamiento en la nube donde los alojo. De nuevo, esto tiene muchas ventajas: no me ocupo del mantenimiento, mis contenidos están disponibles desde cualquier ubicación y puedo sincronizarlos entre todos mis dispositivos, ya se trate de un PC, una tableta, un smartphone o el acceso por la web desde un terminal que no es de mi propiedad.
Servicios en la nube, Iaas, Paas y Saas
La informática empresarial es mucho más compleja que la de usuario. Cualquier organización pequeña tiene varios servidores, nodos de red y servidores de almacenamiento. Una empresa media tiene decenas de ellos. Y empresas algo mayores tienen centenares de equipos. En determinados casos llegan a miles. Su adquisición es muy costosa. El mantenimiento es caro y muy complejo. La renovación de los equipos es difícil. El personal dedicado es grande. La compatibilidad entre los equipos y el SW ha de ser permanentemente evaluada. El espacio físico necesario para alojar los equipos es grande, así como el consumo eléctrico y la obligatoria refrigeración. La virtualización de los equipos es pequeña y por lo tanto su aprovechamiento es deficiente.
Todo lo anterior ha llevado a que las organizaciones se vuelvan hacia el nuevo modelo de gestión de los recursos de computación que promete la informática en la nube: el cloud. La idea es proporcionar todos estos recursos como un servicio, as a Service, aaS. El proveedor se ocupa de la gestión de los activos y el cliente contrata un determinado nivel de servicio mediante un contrato de pago por uso. Dependiendo del nivel de los recursos proporcionados estaremos hablando de Infraestructura como Servicio, IaaS, Plataforma como Servicio, PaaS, o Software como Servicio, SaaS.
En Iaas, el proveedor proporciona hardware hasta la capa de virtualización, lo que incluye la red, el almacenamiento, los servidores y la virtualización. Sobre ello, el cliente instala los sistemas operativos que quiere, la gestión de usuarios, aplicaciones…
PaaS incluye los sistemas operativos, el middleware y el entorno de ejecución. En este modelo, el proveedor proporciona todo lo necesario de modo que el cliente se dedica solo a desarrollar y gestionar sus aplicaciones de negocio.
SaaS es un modelo en el que toda la informática está gestionada por el proveedor y el cliente solo se dedica a gestionar su empresa y sus procesos de negocio.
Cognición como servicio
IaaS, PaaS o SaaS son algunos de los modelos actuales, pero otros están naciendo cada día.
¿Y si lo que un proveedor nos ofrece es más aún que todo eso? ¿Y si pone a nuestra disposición nada menos que la cognición? No será la cognición humana pero sí algo que nos ayude en nuestro propio pensamiento diario. Es lo que podemos llamar Cognition as a Service, CaaS.
Una aplicación de tu smarphone te recuerda que es el cumpleaños de Pedro y cuáles son sus aficiones. Hablas con tu teléfono y mantienes un diálogo sobre tus vacaciones: te recomienda lugares de destino según las fechas del viaje. Tus gafas reconocen a María y te recuerdan un pasaje de vuestras vidas en común que no deberías olvidar en ese momento. El catálogo de aplicaciones que usen la Cognición como Servicio es inacabable.
Desde luego la cognición cibernética es hoy un bien muy caro. Muy pocos pueden poseer superordenadores que mantengan un dialogo casi humano. Por ello el pago por uso es imprescindible.
Todo será más inteligente, los teléfonos, los coches, las gafas o las casas. Pero en realidad ninguno de ellos tiene por qué serlo. Todos contratarán la Cognición como Servicio. El caso más notable es IBM Watson. Ya no es un superordenador. Es un servicio en la nube. Mediante el programa Watson Ecosystem, los desarrolladores pertenecientes a empresas de cualquier tamaño pueden, a través de APIs, incluir las capacidades cognitivas de Watson en su aplicación usando Watson Developer Cloud.
El pago por uso ha llevado al mundo de la computación a usar los servicios en la nube, el Cloud. Hoy existen distintas modalidades de Cloud. Un servicio que está llegando, es claramente disruptivo y va a facilitarnos la vida consiste en poner la inteligencia al alcance de nuestras manos. Es el mundo de la flamante Cognición como Servicio.
Artículo publicado originalmente en el blog La construcción de un planeta más inteligente