Un estudio realizado con 7 lenguas indica que el español se habla más rápido
que en chino mandarín, pero que la tasa de transferencia de información es la
misma en todas las lenguas estudiadas.
Cuando escuchas hablar a alguien en una lengua que desconoces tiendes a
pensar que esta es muy difícil, diabólica incluso. Sin embargo, todo parece
indicar que las lenguas son equivalentes en lo que pueden expresar, en su
estructura profunda y según este estudio en la tasa de transferencia de
información.
El lenguaje es una capacidad innata del ser humano, aunque
la lengua concreta se aprende. Cualquier niño sin problemas y con una
estimulación suficiente puede aprender cualquier idioma del mundo. Lo hace sin
esfuerzo y capta las regularidades e irregularidades de la lengua incluso aunque
los adultos le hablemos muy mal, que es lo que de hecho ocurre. Aprende las
estructuras gramaticales y cientos de palabras con enorme rapidez. Tiene un
cerebro predispuesto para el lenguaje.
La lengua concreta, sin embargo, se aprende. Existen
ventanas de tiempo más allá de las cuales el aprendizaje se hace muy complicado.
Es lo que sucede cuando se aprende una segunda lengua de adulto.
Todas las lenguas son equivalentes. Es el llamado principio
de efabilidad
mediante el cual todo lo que se puede decir en una lengua se puede traducir a
otra. Existen, eso sí, lenguas con mayor riqueza de palabras y
expresiones que otras dependiendo esencialmente del número de
hablantes. Una lengua en un lugar remoto que hablen unos cientos de personas no
tiene la riqueza del inglés o español. Y por lo tanto, para traducir una frase a
esa lengua se requerirán muchas más palabras que en la original, serán
necesarios circunloquios. Imaginemos una lengua cuyos hablantes nunca han visto
el mar. Es posible hablarles del mar, aunque serán necesarias largas
explicaciones.
El lingüista Noam Chomsky (polémico hombre que se mantiene
activo aún) postuló la idea de una gramática universal. Según él, hay una
estructura profunda común a todas las lenguas y una estructura superficial
particular de cada una. Todas las lenguas tienen, por ejemplo, sujeto, verbo y
objeto, aunque su orden varía entre ellas.
En este nuevo estudio se tradujo un texto del inglés a otros seis idiomas: alemán,
francés, italiano, español, japonés, y chino mandarín. Se pidió a hablantes
nativos que lo hablaran en voz alta y se grabó su discurso. El recuento del
número de sílabas, ordenó los idiomas de la siguiente forma: japonés (7,84
sílabas por segundo), español (7,82), francés (7,18), italiano (6,99), inglés
(6,19), alemán (5,97) y mandarín (5,18).
Sin embargo, el texto total era leído en el mismo tiempo. La densidad
informacional de cada sílaba es inversa a la velocidad. Cuando se dicen muchas
sílabas, estas contienen poca información y al revés. Es decir, la tasa
de transferencia de información es igual en todos los idiomas,
posiblemente adecuada a la capacidad de percepción humana.
Por extrañas, rápidas o complejas que puedan resultar otras lenguas, todas
son equivalentes en un amplio conjunto de valores universales.
Artículo publicado originalmente en ALT1040
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