El avance de la tecnología, la capacidad cada día más poderosa de los
ordenadores y el estado de la economía mundial con un aumento de la desigualdad
y del desempleo hace inevitable la pregunta ¿qué ocurrirá con la fuerza laboral, seguirán existiendo los empleos, cómo será
la economía del futuro?
A lo largo de la historia, la tecnología ha permitido la prosperidad, la
productividad y la creación de riqueza. El arado romano
permitió que tierras difíciles fueran labradas llevando alimentos a mucha
población. También ha destruido empleo. El tractor y las
máquinas cosechadoras sacaron a mucha gente del campo; ya no eran
necesarios.
La mecanización siempre ha tenido detractores. El ejemplo más mencionado es
la falacia ludita. A principios del S XIX, tomando un líder
inventado, Ned Ludd, los luditas se resistieron a la introducción de máquinas en
los telares. Estas abarataban el trabajo y creaban desempleo. Los luditas
destruían máquinas para evitarlo. Los economistas llaman
falacia ludita a la idea errónea, según ellos, de que las máquinas destruyen
empleo ya que este se crea en otros sectores industriales. Más antiguo aún es el
sabotaje que viene del término sabot, zapato de madera que los
trabajadores holandeses del S XV lanzabas a las máquinas para inutilizarlas.
El código de barras es un ejemplo de lo contrario, de cómo
la tecnología puede crear empleo. Facilitó la localización y movimiento de
productos por todo el mundo. Gracias a esta sencilla tecnología se han
creado millones de puestos de trabajo en todo el planeta. La realidad
de prosperidad relativa en la que vivimos, con una riqueza mayor que nunca ha
existido, no hubiera sido posible sin la tecnología. Hoy todo el mundo tiene un
móvil incluso en países pobres y hay menos hambre que nunca (aunque el esfuerzo
que queda es gigantesco).
La tecnología ha tenido un enorme impacto en la productividad. No
existe problema de abastecimiento de ningún producto (aunque existan
problemas medioambientales graves), hay de todo, todo es barato. Dicho de forma
menos rotunda, la mayoría de bienes y servicios básicos están al alcance de todo
el que tenga algo de dinero, lo que significa que lo básico está disponible para
los que tienen un empleo, un trabajo por el que perciben dinero. ¿Y el trabajo
está asegurado?
Un buen número de opiniones se han vertido en los últimos tiempos en un país
poco sospechoso de comunismo: USA. Martin Ford en Las Luces en el Túnel y Douglas Rushkoff en ¿Se han vuelto obsoletos los empleos? se lo preguntan. Erik Brynjolfsson y Andrew
McAfeeun profesores del MIT hacen lo propio en La Carrera contra la Máquina. El
futurista Thomas Frey vaticina que se perderán nada menos que dos mil millones de empleos
hasta 2030.
La principal lección de treinta y cinco años de investigación en Inteligencia Artificial IA es que los problemas difíciles son fáciles y los problemas fáciles son difíciles. Las habilidades mentales de un niño de cuatro años de edad, que damos por sentado: reconocer un rostro, levantar un lápiz, caminar por una habitación, responder a una pregunta, de hecho resuelven algunos de los problemas más difíciles de ingeniería jamás concebidos () A medida que aparece una nueva generación de dispositivos inteligentes, serán los analistas de valores, los ingenieros petroquímicos y los miembros de una junta de libertad condicional los que están en peligro de ser reemplazados por máquinas. Los jardineros, recepcionistas y cocineros tendrán asegurados sus puestos de trabajo en las próximas décadas (Steven Pinker, Psicólogo Cognitivo)
Constantemente escuchamos que la formación es esencial, que los puestos que
se destruyen son los manuales, los de bajo nivel intelectual, que hay que saber
idiomas, ser médico o abogado. ¿Son conocimientos que protegen del
desempleo?
Existen varias tecnologías y modelos a observar. Uno es la impresión 3-D.
¿Tendremos impresoras que fabriquen cualquier cosa? Más actual es el modelo de
autoservicio. Cada vez menos gente es atendida por una persona. No vas al banco.
Operas tú, humano, a través de la red con una máquina. Y sacas tu billete de
avión en modelo autoservicio. Los ejemplos de autoservicio son inacabables.
Observemos el caso del ordenador Watson que venció en el concurso de
televisión Jeopardy. Ha sido contratado por el mayor seguro de salud americano.
¿Para qué? Para ayudar en el diagnóstico médico. Un trabajo de
alto nivel. También por el Citygroup, uno de los mayores bancos mundiales. ¿Su
función? Ayudar en la detección de fraude entre otras tareas.
También un trabajo de alto nivel. Respecto de los idiomas, ¿alguien quiere
hacerse traductor existiendo Google Translator?
Paradójicamente muchos empleos de bajo nivel son
insustituibles. La robótica humanoide está en pañales. Nadie espera ser
atendido por un camarero robot. Un autómata mo puede colocar los objetos de una
habitación, desplazarse por el metro de una ciudad, ayudar a un anciano o
arreglar una cañería.
El mundo está cambiando y es probable que sobren productos y falte empleo.
Pretender un cambio económico en el que haya reparto de trabajo y riqueza se me
antoja tan radical como la imposición del modelo soviético en el siglo pasado.
Pero no parece que el pleno empleo vaya a volver.
Pese a todo, la formación y la cualificación serán siempre necesarias. Para
buscar un empleo, para mejorar en el empleo. Y sobre todo para disfrutar de una
vida más plena.
Artículo publicado originalemente en ALT1040
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