El reciente estudio Informe Internacional sobre Cultura Científica de la Fundación BBVA indica que la
mitad de los españoles no sabe nombrar un solo científico. La otra mitad nombra
a Albert Einstein. Preguntados por un científico español, tan solo el 5%
recuerda uno: Santiago Ramón y Cajal. Es el momento de repasar su extraordinaria
figura.
Vida de Cajal
La vida de Santiago Ramón y Cajal es tan apasionante como su contribución a
la ciencia.
Mi aparición en la plaza pública de Ayerbe fue saludada por una rechifla general de los chicos. De las burlas pasaron a las veras. En cuanto se reunían algunos y creían asegurada su impunidad, me insultaban, me golpeaban a puñetazos o me acribillaban a pedradas. ¡Qué bárbaros éramos los chicos de Ayerbe!.. Descalabrarse mutuamente a pedrada limpia, romper faroles y cristales, asaltar huertos y, en la época de la vendimia, hurtar uvas, higos y melocotones: tales eran las ocupaciones favoritas de los zagalones del pueblo, entre los cuales tuve pronto la honra poco envidiable de contarme.
Cajal se interesa pronto por la pintura. Su padre le lleva a
un pintor famoso de la época que se mofa de él y le dice que se dedique a otra
cosa. Pero de esta afición saca un enorme provecho: sus maravillosas
láminas de neuronas. Hoy forman una colección imprescindible.
Después se aficiona a la fotografía. Esto también le sería
de gran ayuda en la preparación de las tinciones de los tejidos con los que
trabaja. Es poco conocido pero muy notable el hecho de que la mayoría de sus
retratos son en realidad autorretratos.
El mundo físico y del deporte no le es ajeno. Cuando pierde
un pulso en clase se enfada de tal modo que decide ir al gimnasio a hacer
culturismo. Aprovecha para pelearse con un rival por una mujer, la llamada
Venus de Milo
Cierta noche paseaba yo, como de costumbre, por la referida calle del Cinco de Marzo, haciendo sonar ruidosamente en las aceras mi formidable garrote, cuando vino a mi encuentro un joven de mi edad, macizo, cuadrado y robusto. Sin andarse con presentaciones ni andróminas, el tal sujeto prohibiome terminantemente pasear la calle donde vivía la señora de nuestros coincidentes pensamientos, so pena de propinarme monumental paliza. Ante tanta audacia, mi dignidad de perdonavidas quedó asombrada. De acceder a tan descortés y humillante invitación, hubieran protestado, además de la negra honrilla, los millones de fibras musculares inactivas que deseaban lucirse a poca costa… Quedó, pues, concertado un lance a estacazo limpio, que había de efectuarse aquella misma noche en los sotos del Huerva… En vista de la desigualdad de los garrotes (he dicho que el mío era una barra), convinimos en acometernos a puñetazo limpio.
También se aficiona al ajedrez.
Esto no podía continuar. La fatiga y la congestión cerebral casi permanentes me enervaban. Si en el juego del ajedrez no se pierde dinero, se pierde tiempo y cerebro, que valen infinitamente más.
Finalmente se prepara y gana a todos los miembros de su club y a
continuación, para no reincidir, se da de baja en el casino.
Cajal escribió más de 100 artículos y numeroso libros, algunos de ficción. Su
autobiografía, Recuerdos de mi vida, de la que están extraídas estas citas es
una delicia.
Por si fuera poco, Cajal tiene siete hijos.
Obra científica
Cajal sentó los cimientos de la investigación moderna sobre el sistema nervioso y puede afirmarse que fue el más grande de todos los científicos que estudiaron el cerebro. (Eric Kandel, Premio Nobel 2000)
Cajal fue el científico español más importante, el padre de la neurociencia,
el neurocientífico más citado del mundo y Premio Nobel español más merecido.
Es difícil resumir el gigantesco legado de Cajal. Trabajador, ingenioso y
poseedor de una intuición genial cambió el curso del estudio del cerebro.
Enfrascado en sus preparaciones, Cajal siempre entendió que debía de
abrirse al mundo desde aquella España periférica en la que
vivía. Pronto comenzó a suscribirse a revistas francesas y alemanas. Envió sus
artículos que fueron sistemáticamente ignorados. Pero él sabía que sus
descubrimientos eran muy valiosos y que los sabios europeos (en
palabras de Cajal) estaban errados. Cuando vio que no progresaba, empaquetó su
microscopio y sus preparaciones histológicas y se presentó personalmente en el
congreso de la Sociedad Anatómico Alemana de 1889 en Berlín.
Pronto se corrió la voz de que un español tenía un material sorprendente. Uno a
uno, los científicos se dieron cuenta de lo despistados que estaban. Gracias a
aquel español desconocido, la neurociencia cambiaría para siempre. A partir de
ese momento, Cajal goza de una enorme reputación que le lleva a
dar conferencias por Europa y USA y a recibir el Nobel.
Su principal hallazgo fue el siguiente. Camilo Golgi (con
quién compartiría el Premio Nobel en 1906) había desarrollado una técnica de
tinción de las neuronas. Por motivos que áun se desconocen, su técnica solo tiñe
un 1% de las neuronas lo que permite verlas separadas de la masa neuronal. Pero
las neuronas tienen una forma extraña. Son muy alargadas lo que
impide verlas por completo en el microscopio. Aunque ya existía la
teoría celular por la que se sabía que el cuerpo está formado
por células individuales, con el tejido nervioso no se opinaba igual. La teoría
asentada era la teoría reticular por la que se suponía que
había una red indivisible de tejido nervioso. Golgi mantuvo la teoría reticular
contra toda evidencia incluso después de recibir el Nobel.
Cajal mejoró el método de Golgi y comenzó a estudiar embriones de pollos y
otros animales del jardín. En ellos las neuronas son más pequeñas y pudo
verlas en su totalidad.
A mis éxitos de entonces contribuyeron, sin duda, algunos perfeccionamientos del método cromo-argéntico, singularmente la modificación designada proceder de doble impregnación...a causa de la enorme longitud y extraordinaria frondosidad del ramaje nervioso, que inevitablemente aparece mutilado y casi indescifrable en cada corte. Puesto que la selva adulta resulta impenetrable e indefinible, ¿por qué no recurrir al estudio del bosque joven, como si dijéramos, en estado de vivero? Tal fue la sencillísima idea inspiradora de mis reiterados ensayos del método argéntico en los embriones de ave y de mamífero.
Cajal formuló la teoría de la neurona que se basa en tres pilares:
- Las neuronas son células individuales y no un continuo.
- Las neuronas se comunican entre si en sitios concretos (llamados sinapsis por Sherrington).
- Principio de la polarización dinámica. El flujo de corriente va desde las dendritas (entrada) hasta el axón (salida).
Cajal realizó varios descubrimientos más y estudió cientos de tejidos en un
trabajo incansable y monumental. Cajal es un ejemplo sin igual de una
personalidad aguda e incansable.
Artículo publicado originalmente en ALT1040
Artículo publicado originalmente en ALT1040
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