martes, 18 de julio de 2017

Competencias digitales para mejorar la empleabilidad

La división entre el mundo físico y el digital es cada vez menos real. La transformación digital está suponiendo que muchas actividades del mundo físico estén siendo mejoradas con la digitalización.
Hace pocos años, la llegada del mundo digital creó multitud de nuevas empresas nacidas digitalmente. Poco a poco, las empresas tradicionales están modificando también su forma de actuar, y hasta los productos más físicos, como un par de zapatos, pueden ser mejorados durante su diseño, producción y distribución con aspectos digitales que generan un valor mayor en la percepción del cliente. Paso a paso, todo tiene componentes digitales. Ningún sector, ninguna industria, está libre del cambio, ya se trate de manufacturas, educación, distribución, energía, transporte o finanzas.
En este marco, los trabajadores requieren competencias con las que desenvolverse en el mundo si quieren ser empleables. Son las competencias digitales.
Algunas de estas competencias no son estrictamente digitales sino más bien de toda la vida, aunque siguen siendo más necesarias que nunca. Ser un buen profesional, ser honrado o mantener una actitud positiva ante la vida, los compañeros o los clientes son competencias clásicas. Hay otras muchas típicas, como trabajar centrado en el cliente, buscar soluciones activamente y ser práctico y resolutivo, que siguen estando en boga.
El mundo cambia constantemente y hay dos competencias más demandadas que nunca. Una es vivir preparado para el cambio. Las empresas se transforman, los procesos, medios, productos y servicios cambian. En esta línea, el trabajo cambia y el trabajador debe estar preparado. O más aún: debe buscar el cambio.
La segunda competencia deriva del mundo en cambio: la formación. Formarse de manera continuada es mantenerse al día, ser empleable. Las herramientas y conocimientos de hoy no valdrán mañana, por lo que la formación no tiene fin.
También las competencias digitales se redefinen permanentemente. Saber un sistema operativo de ordenador de hace dos décadas no sirve de nada hoy por muy popular que fuera entonces.
Podemos dividir las competencias digitales en distintos niveles. Por un lado están las básicas que nadie puede ignorar. Entre ellas están el uso de herramientas de productividad personal como hojas de cálculo o procesadores de documentos. Es imprescindible también moverse en Internet con soltura, buscar y analizar la información, distinguir las fuentes fiables de las engañosas. Es conveniente ser capaz de generar información a través de blogs, escritos o presentaciones. Hay que saber resolver problemas y acceder a formularios online. Desde luego, el uso de la comunicación digital a
 través de herramientas como correo es básico. También el uso de redes sociales como Linkedin es fundamental.
El catálogo de competencias digitales de alto nivel es también extenso. Conocer la economía digital, la transformación digital de los negocios, los clientes y mercados digitales son las competencias de la cultura digital. Entre las competencias ligadas a la tecnología está el manejo de la nube, el uso de reuniones virtuales, los medios de pago, el comercio electrónico, las redes sociales de empresa y, cómo no, el big data. Y entre las habilidades digitales se encuentran competencias como pensar en digital, crear contenidos digitales atractivos, gestionar la propia identidad digital, el networking o el trabajo en entornos distribuidos.
Por último, tan necesario como saber es saber hacer, el know how. Los nuevos entornos empresariales dinámicos usan herramientas como procesos lean canvas o un amplio catálogo de instrumentos incluidos en el llamado design thinking.

Estar preparado para el cambio, formarse, adquirir competencias digitales y saber hacer son las claves de la empleabilidad de hoy.

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