martes, 12 de octubre de 2010

El cerebro coherente

El cerebro es un órgano que pretende ser coherente, mantener una coherencia interna, producir una respuesta conductual coherente, ser coherente con la realidad exterior.
El cerebro está compuesto de múltiples unidades de proceso (véase las tareas del cerebro). La coordinación entre ellas es fundamental. El cerebro pretende dar una imagen única de lo que ocurre en su interior, luchar contra el caos de los procesos independientes y distribuídos.
Esto ocurre en muy distintos planos del funcionamiento del cerebro.
Podemos modificar la decisión que toma un sujeto aplicando campos magnéticos. Dado que el proceso es secuencial, primero se decide y después se es consciente de la decisión. Cuando, a continuación de alterar la decisión del sujeto, este toma conciencia de la decisión, mantendrá que es una decisión propia, no influida. El cerebro no está preparado para admitir que la decisión ha sido externa. Y mantendrá la coherencia.
Naturalmente, la toma de decisiones es una ventaja evolutiva. El cerebro admite la discrepancia entre los distintos argumentos. Tomar la mejor decisión ayuda a sobrevivir. Sin embargo, una vez tomada la decisión, el peso de los argumentos cambia. Los contrarios se debilitan y los que soportan la decisión se afirman. El cerebro trata de ser coherente. Y mantendrá que la decisión tomada es la correcta a menos que los argumentos en contra supongan un peligro que obligue a reconsiderar la decisión. Es la teoría de la disonancia cognitiva de León Festinger.
La memoria fabula, rellena los detalles de los recuerdos para que sean coherentes. Los hechos que recordamos pretenden ser únicos, completos, sin fisuras. Recordamos con nitidez un lugar, una casa de la infancia. Estamos completamente convencidos de nuestro recuerdo. sin embargo, cuando años después la vemos, apenas la reconocemos. Nuestro recuerdo es muy distinto de la realidad. Aún así era un recuerdo vívido que considerábamos fiel. Existen múltiple experiencias mediante las cuales cambiamos (por la palabra y la sugestión) los recuerdos de una persona. Cada uno de esos recuerdos se vive como cierto. Esto es de gran importancia en los tribunales donde el recuerdo de los testigos es de importancia capital a la vez que poco fiable.
El cerebro es coherente en su manifestación más esencial, el yo. La experiencia del yo como sujeto autónomo, distinto del mundo, es vital. Soy yo, siempre yo, el mismo de siempre, quizá con algún cambio circunstancial, pero definitivamente el mismo yo desde que tengo recuerdos, y a la vez soy único y unitario. No hay otro yo, no hay dos yo. El resquebrajamiento del yo es el último estado de la patología mental y produce terror. 
El cerebro es una red de unidades de proceso que generan una experiencia única, un yo único, unos recuerdos únicos. El cerebro es coherente.

3 comentarios:

  1. Mmmm.... Hay mucha seguridad en esa afirmación ("el cerebro es coherente"). Yo no estudié, no leí, no nada, y sin embargo me parece que la coherencia es una *percepción* de la conciencia, y no una realidad del cerebro como órgano/sistema. De hecho, el comportamiento humano dista mucho de ser coherente en líneas generales (podemos ver coherencia "de a cachitos", pero constantemente surgen inconsistencias). Por otra parte, no entendí por qué hiciste un post específicamente para aseverar esto; me da toda la sensación de que me perdí algo importante de lo que querías decir.

    Guille

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario, Guillermo.
    En efecto la coherencia es una percepción de la conciencia, nos creemos coherentes. También es cierto que percibimos las incoherencias, pero tratamos de superarlas. Tratamos de ser coherentes.
    El motivo para escribir el post es que me fascina que un órgano tan complejo se mantenga tan unido, consistente, coherente, ordenado. Piensa en una orquesta de millones de instrumentos. No hay director capaz de guiarla. Quizá el problema del post es que se mezclan planos distintos: el yo, la toma de decisiones o la memoria. Pero en realidad hay otros ejemplos parecidos en otros planos. Pondré dos ejemplos:
    Un sujeto con una lesión puede perder la identidad de parte de su cuerpo. Dirá que el brazo izquierdo no es su brazo. Es un error, pero al no poder integrar correctamente las señales, busca la coherencia.
    Quizá más claro sea el caso de la rivalidad binocular. Presentamos al sujeto dos imágenes distintas a cada ojo (rayas verticales al izq y horizontales al dcho). El sujeto alternará entre una visión y otra, pero no las mezclará. El cerebro decide que son horizontales y todo el cerebro las ve así. Segundos después todo el cerebro ve rayas verticales.

    ResponderEliminar
  3. Ah, sí, ahora entendí a qué te referías. A mí lo que me gusta para fantasear en esa dirección (y digo fantasear porque es lo único que yo puedo hacer, sin tener estudios) es el de casos extremos como de la separación quirúrjica de hemisférios, la hemisferioctomía (extirpación de uno de ellos) o, en el otro extremo, dos cabezas en un mismo cuerpo como las gemelas Hensel.

    ResponderEliminar