domingo, 1 de septiembre de 2013

Un dedo es mejor señal de tráfico que una flecha

En un estudio realizado por las universidades de Exeter y Lincoln y publicado en la revista Perception queda patente que usar señales como dedos y ojos es mucho más efectivo que flechas o palabras.


El exitoso broker de bolsa, Sherman McCoy, arruina su vida en La hoguera de las vanidades, excelente novela de Tom Wolfe, cuando toma una desviación equivocada y en lugar de llegar a su lujoso apartamento neoyorquino aparece con su flamante coche en un peligroso barrio del sur del Bronx.
Las señales de tráfico son muy importantes y conducen a un enorme número de errores. Señales que aparecen y luego no se ven durante varias desviaciones, signos que se encuentran después de la desviación, enormes carteles o árboles que tapan las indicaciones o auténticas enciclopedias verticales de larguísima lectura son algunos de los innumerables obstáculos que se suman a la ya difícil tarea de conducir. Parece que el asunto haya quedado en manos de los ingenieros y los especialistas en la mente no tengan nada que decir. Pero no es así.
En el estudio mencionado se usaron técnicas clásicas de medición de la atención. Una de las muchas técnicas que se usan mezclan estímulos que deben de ser atendidos con otros que deben de ignorarse. Es el presente caso. Lo que al final se mide es el porcentaje de aciertos o el tiempo de respuesta. Cuanto más confuso el conjunto de estímulos, más se demora la respuesta.
Se pidió a los participantes que mirasen en la dirección contraria a un punto que aparecía en la pantalla. Si aparecía a la izquierda, debían de mirar hacia la derecha y viceversa. Además se les indicó que aparecerían otros estímulos como flechas, dedos, ojos o las palabras izquierda y derecha. Los participantes debían de ignorar estos estímulos y centrarse en la tarea del punto. Un dispositivo registraba la dirección de sus ojos mientras realizaban las pruebas.
El resultado fue que estímulos distractores como las flechas o las palabras izquierda y derecha no tenían ningún efecto de distracción. En cambio, los dedos apuntando o los ojos mirando distraían mucho a los sujetos.
Notablemente, fueron solo las pistas biológicas, los ojos mirando o los dedos señalando, los que que tuvieron efecto. Las señales de tráfico como las flechas y las palabras no influyeron en absoluto. Más aún, los ojos y los dedos afectaron los tiempos de reacción de los participantes aunque solo aparecieran una décima de segundo.
Mientras dure el tiempo en que los humanos realicemos la complicada tarea de conducir yno seamos sustituidos por máquinas, los ingenieros deberían de dar paso a los psicólogos a la hora de colocar las señales de circulación.

Artículo publicado originalmente en ALT1040

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