El valle inquietante se refiere al fenómeno por el que las representaciones humanas (androides, muñecos, avatares...) generan repulsión. Cuanto más se parecen a los humanos, más familiares nos resultan. Hasta que llega un momento en que pasan a ser muy desagradables. Valle se refiere a la forma de la curva gráfica.
Un equipo de la Universidad de San Diego ha escaneado con resonancia funcional magnética los cerebros de sujetos expuestos al fenómeno.
Se realizaron vídeos de un androide Repliee Q2. También del mismo androide pero despojado de su piel, es decir, mostrando las interioridades del robot que es. El tercer vídeo es de la mujer que sirvió de modelo al androide realizando los mismos ejercicios.
La presentación del vídeo del androide produjo una altísima activación de algunas áreas cerebrales, lo que no ocurría con el robot ni con la mujer. En concreto en la parte del córtex parietal que conecta otras dos áreas: el área visual que procesa los movimientos corporales y el área motora donde se supone que se encuentran las neuronas espejo (neuronas de empatía también llamadas "el mono-ve, el mono-hace").
La interpretación que hacen los autores del estudio es que algo "no cuadra" con los androides. El robot tiene aspecto y movimiento de robot. El humano tiene aspecto y movimiento humano. Pero el androide tiene aspecto humano y movimiento de robot. Se rompe la expectativa como en el caso de tocar una mano fría.
La incongruencia parece esencial en el caso del valle inquietante, fenómeno que también ocurre con imágenes estáticas y que también les sucede a los monos. Otra explicación es que ese casi humano podría estar enfermo y transmitirnos su enfermedad, cosa que un robot no haría.
En todo caso, los creadores de productos de animación en que aparecen androides deberían evaluar el efecto que va a producir su criatura que muy bien puede ser el de repugnancia y rechazo.
La interpretación que hacen los autores del estudio es que algo "no cuadra" con los androides. El robot tiene aspecto y movimiento de robot. El humano tiene aspecto y movimiento humano. Pero el androide tiene aspecto humano y movimiento de robot. Se rompe la expectativa como en el caso de tocar una mano fría.
La incongruencia parece esencial en el caso del valle inquietante, fenómeno que también ocurre con imágenes estáticas y que también les sucede a los monos. Otra explicación es que ese casi humano podría estar enfermo y transmitirnos su enfermedad, cosa que un robot no haría.
En todo caso, los creadores de productos de animación en que aparecen androides deberían evaluar el efecto que va a producir su criatura que muy bien puede ser el de repugnancia y rechazo.
Me recuerdo del ya clásico estudio de Bruno Wicker et al. "Both of us disgusted with my insula", lo interesante es que no aparecen ninguna de las áreas que, según ese artículo, se decía que eran las que reaccionaban ante estímulos de desagrado (la ínsula y la amygdala eran esas áreas); o al menos no lo dice el post :O y no las veo en el fMRI, en caso de que si aparecieran mencionadas este comentario no vendría al caso.
ResponderEliminarSaludos :D
Hasta hace poco creo que no había estudios científicos sobre este efecto, aunque se conoce desde hace mucho tiempo. Por fin un estudio corrobora lo que a nivel práctico ya se conocía.
ResponderEliminarMuy poca gente se queda indiferente viendo el video del big dog (http://www.youtube.com/watch?v=cHJJQ0zNNOM), para uno de los ejemplos más claros de este efecto hasta ahora.
Por el contratio, uno de los robots más interesantes que se han construido, kismet de Cynthia Breazeal (http://en.wikipedia.org/wiki/Cynthia_Breazeal), evitó el valle inquietante deliberadamente: nada de piel y rasgos grandes e infantiles.
Hola nunes.
ResponderEliminarEn efecto bigdog es un tanto repugnante
Y kismet parece interesante, ¿algo viejo?
http://videos.howstuffworks.com/mit/2665-kismet-the-sociable-robot-video.htm